Entre la realidad y la nostalgia
Por Jorge Mur.
Nacida en Cambridge, la fotógrafa Rinchen Ato lleva dos décadas viajando al este de Asia para visitar la tierra natal de su padre. Su trabajo es sincero, sin filtros, y documenta las luchas y celebraciones de los tibetanos que viven en Kham, provincia de Qinghai, logrando captar una visión humana de una región preciosa.
Su fotografía explora una cultura que cambia, producto de los avances tecnológicos, a gran veloidad; y lo hace, sobre todo, a través de una narrativa que gira alrededor del hogar, la familia, el valor de la amistad y temas alusivos a la vida y a la muerte.
¿Qué significa para ti tomar fotografías? ¿Cómo empezaste?
Estudié Bellas Artes. Allí desarrollé un estilo de dibujo hiperrealista, pero me sentía frustrada con mis habilidades y terminé abandonando la universidad. Sin embargo, un par de años después volví y retomé el último curso, esta vez centrándome en la fotografía. Descubrí que podía concentrarme en el tema en lugar de en mi propia incompetencia, y ahí es cuando realmente comenzó todo, alrededor de los 17 años. Luego, al graduarme, soñaba con ser una reportera gráfica, alguien que capturara un trabajo conmovedor y significativo, como Mary Ellen Mark o Don MucCullin.
¿Qué es lo que más disfrutas de la fotografía?
Creo que es como una relación, a veces me encanta y a veces la odio. Una de las cosas que más me interesan de la fotografía analógica es la incertidumbre. A veces piensas, “¡ésta es la oportunidad de mi carrera!”, y cuando recuperas las copias te das cuenta de que, de alguna manera, no conseguiste captar la sensación del momento, el disparo está muerto. Pero también puede funcionar al revés. A veces, un tiro desechable del que no tenías grandes esperanzas… no sé, la luz, el sujeto, la composición, se convierte en algo realmente extraordinario. ¡Es emocionante!
¿Qué significa hogar para ti?
El hogar no es un lugar, es la gente. Mientras estoy con mi familia, estoy en casa.
Tu trabajo muestra las luchas y celebraciones del pueblo tibetano. ¿Cuáles son las rutinas diarias que más te interesan capturar con tu cámara?
Intento no tener una agenda. Al quedarme con la familia o en el monasterio, simplemente tomo fotografías de lo que veo. Sin embargo, después de haber trabajado allí durante casi veinte años, han surgido algunos temas dentro de mi trabajo. Algunas de mis imágenes favoritas son de momentos tranquilos y domésticos, sentada con mi tía o charlando con los monjes.
En relación con la pregunta anterior… Tu fotografía tiene un aspecto documental muy marcado. ¿Cuándo decidiste enfocar tu trabajo hacia este tema?
Cuando comencé a disparar en Kham, mi fotografía era ingenua. Inicialmente me enfoqué en la estética. Llevaba mi cámara a todas partes, y fotografiaba todo y a todos los que me llamaban la atención. Ahora, en cambio, he conseguido desarrollar mi propia voz.
Mi trabajo fue descrito recientemente como una mezcla de nostalgia y realismo, y creo que lo resume bastante bien. Mi padre bromea diciendo que nació en la Edad del Bronce, y es cierto que estos 20 años tomando fotografías me han permitido apreciar lo rápido que ha cambiado Kham. Las comunidades y las costumbres evolucionan o desaparecen rápidamente; cuando sales a cenar todos están ensimismados en sus teléfonos, las redes sociales son enormes, las aldeas cercanas al monasterio están casi vacías ya que todos se mudaron a la ciudad, y las familias son más pequeñas, por lo que el ingreso de monjes y monjas se reduce cada vez más.
Una fotografía en sí misma es el acto de capturar un momento, y creo que mi trabajo es un intento de grabar y aferrarme a algo que siento que está cambiando. Para mí, estos proyectos son como una carta de amor, un homenaje a las personas que más aprecio y al país que amo.
¿Qué aspectos dirías que son los más desafiantes al tomar retratos?
La fotografía es un acto intrusivo, ¡odio que me tomen una fotografía! La gente, a menudo, reacciona de dos maneras: hace una actuación o se vuelve tímida. Pero, de cualquier manera, se crea una barrera para comprender quienes son y lo que sienten. Al hacer un retrato, algunos fotógrafos trabajan dentro de ese espacio, pero yo prefiero no tener esa obstrucción.
Una de las cosas que más me gustan de trabajar con una cámara de la marca Hasselblad es que, una vez que has enfocado la toma, puedes mirar a tu sujeto y hablar con él. Creo que de esa manera se establece una confianza mutua, fotógrafo y retratado se relajan, lo que a su vez hace que sea posible conseguir una imagen más genuina.
Otro desafío al que me enfrento cuando hago fotografías en Kham es evitar el típico enfoque colonial. Es decir, fotografiar personas porque se ven “extranjeras” o proyectarlas bajo una luz romántica. Quiero que la atención se centre en las personas, no de dónde son o qué llevan puesto, porque para mí son mi familia y amigos.
Cuéntanos qué te gusta del pueblo tibetano y de su paisaje.
La palabras no son suficientes. Amo a Kham y a mi familia y amigos de allí. Cuando viajo, nunca añoro Cambridge, el lugar donde nací, pero Kham, en cambio, lo anhelo. Me pesa cuando no he estado por un tiempo.
El motivo por el que practicas la fotografía es…
La necesidad de una salida creativa. A veces veo en fotos… No sé cómo describirlo mejor, pero es como si estuviera golpeando mentalmente el obturador, y sé que necesito sacar mi cámara.
¿Cuáles son tus pasatiempos, dejando a un lado la fotografía?
Me encanta pasar tiempo con mis amigos y familiares, viajar y explorar.
Acabamos con unas preguntas breves:
– Tu película favorita.
¡Oh, hay demasiadas para elegir! Me gustan las películas por diferentes razones. Incendies es una que se ha quedado conmigo, creo que ilustra las complicaciones de los tiempos difíciles, las áreas grises. Ida, con su formato cuadrado y su paleta en blanco y negro y su conmovedora historia, y Tigre y Dragón porque es hermosa en todos los sentidos.
– Las pequeñas cosas que te hacen feliz.
Mis hijos, mis padres, mi esposo, mi familia y amigos, ¡son realmente las cosas más importantes!
– ¿Cuál es el mejor consejo que has recibido?
Mi padre siempre me recuerda que reduzca la velocidad y que esté más concentrada, ya que tengo la tendencia de asumir demasiado y apurarme en todas partes.
Para saber más sobre Rinchen Ato: