El escándalo (2019), de Jay Roach – Crítica
Por Irene Zoe Alameda.
Más de un mes después de su estreno en los EE. UU. llega a nuestras pantallas El escándalo, la película feminista y anti-Trump que Hollywood ha producido en la senda de un Me Too que no ha llegado a calar en España.
Con tres grandes estrellas en el reparto –Charlize Theron, Nicole Kidman y Margot Robbie–, Jay Roach dirige una cinta técnicamente correcta a medio camino entre el docudrama y la comedia objetivista, siguiendo al pie de la letra el guion del fuertemente politizado Charles Randolph –La gran apuesta–. Destaca sin duda alguna Charlize Theron por su impoluta personificación de Megyn Kelly, una periodista de la extrema derecha caída en desgracia tras su enfrentamiento con Donald Trump al inicio de su campaña electoral de 2016.
El escándalo ha tratado de aprovechar el éxito de la excelente miniserie de Netflix La voz más alta, si bien esta tuvo el acierto de contar la historia desde el punto de vista de Roger Ailes, el Rey Midas de la televisión que fue despedido al conocerse su grave trayectoria de acoso y abuso sexual en la cadena Fox. Pero donde la serie acierta, la película fracasa, al hacer bascular la historia sobre tres preciosas trabajadoras del canal, orgullosas mujeres objeto y hasta entonces representantes activas del antifeminismo.
En efecto, son los tres personajes protagonistas tan egocéntricos en sus ambiciones y expectativas, que ninguna de sus tribulaciones llega a calar en el espectador. Es cierto que las tres sufren el machismo en toda su intensidad, pero no es menos cierto que únicamente se rebelan contra el orden establecido cuando dejan de disfrutar de sus viejas prerrogativas. No es la suya una lucha por la dignidad, sino un arrebato de rabia contra una situación infernal cuando –por un exceso de protagonismo, en el caso de Kelly; por envejecimiento en el de Carlson; por falta de inteligencia manipuladora en el caso de Pospisil– dejan de formar parte del fuertemente injusto círculo de las afortunadas.
No importa cuán alta haya sido la nómina del reparto de El escándalo: su problema radica en el punto de vista. Por ello, el sufrimiento de tres mujeres objeto incapaces de entender que sus problemas son el resultado directo de la ideología que profesan solo puede dejar a la audiencia absolutamente indiferente. Incluso diría que hasta con una ligera irritación.