Llegar a ser Dios en Florida (2019), creada por Robert Funke y Matt Lutsky – Crítica Serie TV

Por Jaime Fa de Lucas.

Kirsten Dunst merece un monumento sólo por su interpretación en Llegar a ser Dios en Florida, una de esas series que pasaron desapercibidas en 2019 y que posiblemente esté entre las mejores del año –si no se juzgan sus tres últimos capítulos–. Robert Funke y Matt Lutsky hacen una radiografía del sueño americano a través de una trabajadora de un parque acuático que se ve envuelta en una estafa piramidal de largos tentáculos.

El equilibrio tonal de la serie es sobresaliente, con transiciones muy suaves entre lo serio y lo cómico, y con momentos absurdos que no chirrían, sino que resultan hilarantes. La inteligencia del guion y la autenticidad de los personajes, así como la calidad de las interpretaciones, ayudan bastante. Es cierto que los personajes por momentos rozan lo caricaturesco, pero adquieren riqueza al no estar definidos por el típico dualismo de bien y mal y por tener comportamientos complejos.

La crítica a la sociedad estadounidense se plantea a través del conflicto entre lo idealista –representado principalmente por los personajes de Alexander Skarsgard y Théodore Pellerin– y lo pragmático –representado por Dunst–, una colisión de caracteres que se representa de forma magistral en la escena del cocodrilo. Y es que uno de los aspectos más interesantes de Llegar a ser Dios en Florida es la capacidad que tiene para expresar la complejidad de una situación con una simple escena. También resulta interesante el paralelismo que establece entre Dios y el creador del esquema piramidal, llegando a asociar el capitalismo descerebrado con la religión.

Si la pudiera valorar teniendo en cuenta sólo sus siete primeros capítulos, para mí sería una de las mejores series del año. Es una verdadera lástima que, pese a la carga de incidentes, los tres últimos capítulos sean tan flojos. La resolución del conflicto es tan ambigua y anticlimática que da la sensación de que Funke y Lutsky no sabían cómo acabar la historia.

Observaciones con spoiler:

Hay una escena en el capítulo seis que desnuda a la sociedad estadounidense por completo. Un hombre entra a robar una pizzería, escopeta en mano, pero uno de los personajes intenta conectar con él transmitiéndole compasión y amor. Cuando el atracador está a punto de rendirse y abrazar a ese personaje, un cliente le mata con su pistola desde atrás y rápidamente se habla de la heroicidad del personaje para distraer al atracador mientras el otro le disparaba. Aquí se presenta una sociedad norteamericana en la que los individuos están desconectados los unos de los otros y cuando se atisba un mínimo de conexión, se impone la violencia, la respuesta primitiva, como si el marginado o el inadaptado social, en lugar de ser integrado, mereciera ser eliminado para construir una sociedad mejor. Algo que a su vez habla de ese individualismo salvaje que predomina en la sociedad.

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