Próxima (2019), de Alice Winocour – Crítica
Por José Luis Muñoz.
Una película sobre el espacio sin salir al espacio. Veamos. La directora Alice Winocour (París, 1976), en su tercer largometraje (El protector, Agustine), pone en imágenes la odisea emocional que sufre Sarah (Eva Green), una astronauta francesa que es elegida para el primer vuelo a Marte; su dura preparación, con pruebas físicas exhaustivas, y, sobre todo, el alejamiento de su hija pequeña Estella (Sandra Hüller), hace que se plantee muchas veces tirar la toalla. El espectador asiste a esa prolija preparación de los hombres que salen al espacio exterior literalmente cabalgando una bomba. La directora sabe aunar el suspense de esa aventura espacial con, lo más importante, esa lucha interna que tiene Sarah consigo misma. La astronauta ha de prepararse para perder de vista la Tierra, la gravedad, decir adiós a todas las sensaciones sensoriales, se prepara, incluso, para ver el mundo al revés mirando cabeza abajo el televisor en su enclaustramiento en Kazajistán, de donde partirá la nave, y lo más duro, separarse de su hija sin saber si regresará a la Tierra.
Próxima, una película francesa y alemana que competió en la Sección Oficial del pasado festival de San Sebastián, va al lado humano de la odisea espacial orillando lo épico, sustituye la acción por la emoción. Están en el reparto Matt Dillon, con su voz resonante y engolada, y, sobre todo, Eva Green, esplendida en matices, humana, fuerte y frágil al mismo tiempo, que llena la pantalla con un trabajo interpretativo que es también muy físico. La vemos corriendo, sumergiéndose en el agua, haciendo vivac con sus compañeros de expedición o en la centrifugadora espacial.
La directora Alice Winocour nos muestra de forma pormenorizada lo anterior a la aventura espacial, el esforzado adiestramiento para paliar situaciones extremas de los hombres y mujeres del espacio, el capítulo anterior a Gravity de Alfonso Cuarón, por poner un ejemplo. Como contraste a las muchas virtudes del film, la banda sonora de Ryuichi Sakamoto resulta irrelevante, algo insólito en ese brillante compositor japonés.
Dedica el film Alice Winocour a todas las mujeres que exploraron el espacio exterior, heroínas por partida doble, puesto que todas ellas, como Sarah, eran madres.