Adiós (2019), de Paco Cabezas – Crítica
Por José Luis Muñoz.
Adiós es un thriller hiperviolento de Paco Cabezas (La Puebla de Cazalla, 1976), uno de esos realizadores españoles expatriados que han hecho las Américas (tras una larga carrera en España, iniciada con Invasión travesti, ha filmado numerosos episodios para la televisión en Estados Unidos y el thriller Tokarev con Nicolas Cage), que vuelve a su tierra natal, Sevilla, para rodar por todo lo alto un drama que se desarrolla en las míticas, por peligrosas, Tres mil viviendas sevillanas, auténtico territorio comanche, que tiene como protagonistas a dos clanes gitanos enfrentados por el negocio de las drogas.
Como resultado de un atraco a un clan rumano por parte del clan gitano los Taboa, muere accidentalmente la niña pequeña de los Santos cuando regresa a casa después de hacer la Primera Comunión. La venganza del padre de la niña, Juan, un delincuente que acaba de salir de la cárcel, será terrible y la cosa se complica con una red corrupta de agentes de la ley que pone al descubierto una mujer policía íntegra a la que no le tiembla el pulso al enfrentarse a sus superiores.
Con alguna pincelada de humor (ese alargo que se queda corto para trepanar la carne de una víctima con un taladro eléctrico), Adiós en un thriller de acción que no da respiro y tiene secuencias antológicas como ese asalto policial a las Tres mil viviendas de Sevilla digno de la mejor superproducción norteamericana. En ese escenario límite, en la atmósfera de miseria absoluta de ese barrio marginal arrasado por la droga y la desesperanza, sitúa Paco Cabezas, su director, este film más que negro que rebosa sangre, demasiada para mí gusto. La película acaba con una balacera propia de Tarantino o Peckinpah.
Mario Casas pone cara a ese padre vengador, Juan, que se cobra en sangre la muerte de su hija; Natalia de Molina es la atribulada madre de la niña muerta; Ruth Díaz es la mujer policía recta, y Carlos Bardem uno de los jefes policiales. El cante jondo es la impresionante banda sonora de un film que bascula entre el negro y el western. No queda muy claro el papel de esa mujer policía que se apunta al bando de los vengadores, pero la película nada tiene que envidiar en su factura a cualquier thriller made in USA. Por algo Paco Cabezas se ha labrado una muy sólida carrera en Estados Unidos y se nota en la planificación y el ritmo endiablado de la cinta, puro espectáculo de acción que da poco margen a la reflexión y sitúa la venganza como deber irrenunciable para ese padre que ha perdido a su hija.