El Teatro Sanpol estrena «Heidi», encantador musical de Producciones La Bicicleta
Por Horacio Otheguy Riveira
Una niña gira sobre el mundo desde los alpes suizos aportando felicidad allí donde va. Su pasado es muy triste, pero ella siempre antepone una bella sonrisa al infortunio. Una historia que reluce en nuestra época por el contraste entre el espontáneo mundo rural, con la fuerza luminosa de las montañas, frente al rigor taciturno de la ciudad. También la vida modesta llena de vida frente a la riqueza saturada de tristeza.
Así nació alrededor de 1880 la historia de Heidi escrita por la suiza Johanna Louise Heusser (1827-1901), quien al enviudar firmó todos sus libros con el apellido de su marido: Johanna Spyri. Desde entonces múltiples ediciones, películas, series de televisión, teatro… y ahora un musical para el público familiar, forjado por grandes profesionales de este género. Un espectáculo de muy atractiva producción artística.
La síntesis teatral de una novela larga está muy bien lograda, se sigue con atención por parte de los más pequeños, del mismo modo que el público más fogueado encuentra situaciones muy placenteras en las excelentes voces de los más veteranos. Inolvidable la creación de Javier Ibarz cuyo talento como actor-cantante se ha reconocido en numerosos musicales; ahora a cargo del entrañable abuelo cascarrabias, en el fondo un tipo todo corazón.
Párrafo aparte para la severa composición de la soprano Karmele Aranburu como la temible señorita Rottenmeier, un personaje emblemático de todas las versiones de esta novela. Exige a la intérprete unas cualidades que en este caso llaman la atención muy especialmente, ya que el carácter fiero de la institutriz de familia rica va teñido de una sensibilidad que se reprime al comienzo y al final se expande. En todo caso queda claro, a través de la exquisita expresividad de su cuerpo y en los matices de su voz, que su dureza no tiene perversión alguna, ni mucho menos maldad, sino que es el resultado de una cultura, de conceptos arcaicos. Brillante y tierna, nos quedamos con una señorita Rottenmeier tan interesante que hasta tiene un punto de humor irónico en su propia ejecución de órdenes.
Junto a estas primeras figuras, todo el elenco va estupendamente guiado por la dirección de Natalia Jara.
Blanca Degá, Paco Morales, Gema Bastante, cubren sus intervenciones con hermosas voces y presencia siempre edificante, acompañando con buen espíritu de camaradería a la muy joven Ainhoa Molina en la protagonista con indudable capacidad histriónica, así como destaca Gallo Ryan en su doble papel del divertido pastor de cabras vitalista, y el elegante criado de la parte final, en ambos casos luciendo su condiciones como actor-cantante y notable bailarín.
Las posibilidades escenográficas de Chechu García resultan muy bien combinadas con el diseño de iluminación del maestro Nicolás Fischtel.
La música de Jaume Carreras tiene el encanto envolvente característico del género, pero con un desarrollo musical muy profundo con momentos de gran esplendor o intimismo —vagamente cercano al estilo del maestro Stephen Sondheim—, de manera que el espectador adulto, asiduo de los musicales, se encontrará gratamente sorprendido por los sutiles y enriquecedores compases.
La autora, Johanna Spyri tuvo una vida muy accidentada, de la que sacó fuerzas para escribir muchas obras en torno a los mismos elementos de juego: la energía irresistible de la juventud para salir adelante con alegría. Una alegría que se hace más importante cuando más se la necesita. Y así lo han comprendido los millones de admiradores que siguen disfrutando de sus historias. Sobre todo junto a la espléndida Heidi que ahora cuenta con canciones inéditas muy fáciles de tararear a la salida del teatro.
La tierna historia de la huerfana Heidi, la de su malvada Tía Dete, la del hermitaño abuelo que vive en las altas cumbres de los Alpes. Conoceremos a Pedro el cabrero que se hace amigo de Heidi y le enseña a vivir en las montañas.
Y finalmente los personajes de la otra parte de la historia, la pobre Clara, su padre, y su abuela Elisa y finalmente la terrible Rottenmeier.
Espectáculo basado en la novela de Johanna Spyri
Versión de Julio Jaime Fischtel
Música original de Jaume Carreras
Una producción de la Compañía La Bicicleta
Dirección Natalia Jara
Dirección musical Jaume Carreras
Letras canciones Julio Fischtel
Diseño de iluminación Nicolás Fischtel
Diseño de escenografía y proyecciones Chechu García
Coreografía Víctor Ramos
Ayudante de dirección Enrique Lestón
Fotografía Emilio Tenorio
Producción Natalia Fischtel
Jefe de prensa Carlos Rivera Díaz