‘Inervalo’, de Owen Martell

Intervalo

Owen Martell

Traducción de Júlia Ibarz

EntreAmbos

Barcelona, 2019

220 páginas

 

Cuando comenzaba la década del ’60 el célebre pianista de jazz Bill Evans contaba con un trío equilibrado, con el que acababa de grabar uno de sus mejores discos. En 1961 el contrabajista, Scott Lafaro, un gran talento, murió en un accidente de carretera, a los 25 años. El impacto sobre Evans fue tan demoledor que interrumpió por completo la actividad musical y desapareció durante varios meses.

Owen Martell relata en esta breve, ajustada y muy original novela esos meses. Lo hace en partes cuyos títulos aluden a cada uno de los familiares del pianista que lo sostuvieron con dificultades (Evans era peculiar en sus relaciones, rela- tiva extrañeza que aumentó en el período). Ellos fueron primero el hermano Harry (y su pequeña hija Debby, a quien le escribió un vals), después la madre Mary (que guió de niños a los hermanos en el aprendizaje del piano) y el padre, el Harry mayor (de ascendencia irlandesa), que vive con Mary en Florida.

Cuando apareció en 2013 en inglés más de una reseña se quejó de la escasez de datos sobre aspectos de la música, y la mención muy fugaz de grandes músicos de la época. Es claro que se trató de una decisión consciente de Martell. Se dedica en cambio a bucear en cada uno de los familiares, sin excesos psicologistas, estableciendo una distancia cambiante que, unida al uso del lenguaje (bien transmitido por la traducción de Jorge Fondebrider) terminan por comunicar un tono de ajustada improvisación entre musical y literaria. Para el lector esa unión provoca una fascinación con múltiples puntos de contacto con sus propias experiencias, mientras se despliega un perfil esquinado de Evans, rodeado sucesivamente por su gente de la familia, en un tono nada americano. Martell nació en Gales, escribió sus dos primeras novelas en galés, e instaló con solidez esta primera obra en inglés en una serie de novelas europeas breves recientes (por citar sólo una: “Koala”, del alemán Lukas Bärfuss) que se cuentan entre lo más potente de lo escrito en el Viejo Continente.

Esas notas de queja a las que nos referimos parecen no haber leído el último capítulo, “Al fine”. Incluye, sin romper el ritmo, muchas precisiones puntuales sobre su reinserción en el mundo del jazz. Y culmina cuando pasa en automóvil cerca del lugar de la carretera donde se produjo “el frustrado regreso al hogar de Scotty”, el destino fatal que lo dejó a sí mismo fuera de combate por varios meses.

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