Greener Grass (2019), de Jocelyn DeBoer y Dawn Luebbe – Crítica
Por Jaime Fa de Lucas.
Jocelyn DeBoer y Dawn Luebbe se ponen el mono de directoras, guionistas y protagonistas para propinarnos esta Greener Grass cual paliza inesperada en callejón oscuro. Este perro verde cinematográfico es exclusivamente para paladares daltónicos o, hablando claro, para los amantes del absurdo gratuito y sin sentido, ese absurdo que lo único que hace es tropezarse consigo mismo y reírse de la caída.
Estamos ante una sucesión de ocurrencias extravagantes que a lo mejor en el papel hacían gracia, pero que en la pantalla no funcionan y acaban siendo hasta irritantes. Es el típico caso de la película que intenta diferenciarse acumulando rarezas, sin preocuparse de la coherencia o del contenido. Tiene algunos elementos ingeniosos y se intenta decir algo sobre la familia, pero en ningún momento se entreve una idea sólida que lo sostenga todo.
Técnicamente, las actuaciones, la fotografía y el vestuario son competentes. El sonido tiene algunas subidas y bajadas de volumen molestas, aunque aquí tiene parte de culpa la cantidad de gritos y estridencias que salen de la boca de los personajes, para mi gusto, excesivos.
El título, Greener Grass, es una referencia directa a esa idea de que “el césped del vecino siempre está más verde”, es decir, lo de otros parece que es mejor aunque en realidad no sea así. Esto está relacionado con la comparación que se establece entre las dos familias principales, pero se queda en mera anécdota. En definitiva, no es más que un intento de hacer algo original sin importar el cómo ni el porqué.
Hola, esta crítica está muy bien para Sexto de Primaria. Sigan dando duro.