The King (2019), de David Michôd – Crítica
Por Jaime Fa de Lucas.
David Michôd nos lleva a principios del siglo XV para ver cómo Enrique V sucede a su padre en el trono de Inglaterra y se ve obligado a tomar una serie de decisiones complicadas que alcanzan su clímax en la Batalla de Agincourt –si es historia no hay posibilidad de spoiler–, donde los ingleses se imponen a pesar de ser superados en número por los franceses.
Francamente, no soy un gran admirador de las películas históricas, pero he de reconocer que The King funciona a la perfección. El ritmo es bueno, el relato es entretenido, la fotografía de Adam Arkapaw es magnífica, las actuaciones cumplen, los diálogos son precisos y las escenas de lucha están muy bien coreografiadas. Uno de los aspectos más interesantes es el contraste que se establece entre la visión empática, humana y pacífica del rey y la del resto, y cómo el final resalta esa idea de que el conflicto con Francia ha sido impulsado por intereses personales.
Lo más cuestionable quizá sea la elección de Timothée Chalamet para el papel de Enrique V. Su actuación es buena, pero el joven actor no tiene suficiente presencia en la pantalla y se echa en falta algo más de fuerza y magnetismo. De hecho, el personaje de Falstaff es más atractivo que el del rey, gracias en parte a un Joel Edgerton que está superlativo. Por su parte, Robert Pattinson hace lo que puede con un personaje que roza lo caricaturesco.
En general, The King es una buena película –una grata sorpresa viniendo de Netflix–. Puede que le falte algo de profundidad al desarrollo, pero abre una ventana más que digna a un capítulo histórico relevante y sabe cómo mantener el interés.