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La recesión americana: una cheesburger con doble de riesgo moral, por favor

Por Tamara Iglesias

Estas últimas semanas uno de los temas que suscitan más terror entre los economistas es la posible venida de una nueva recesión y si te acuerdas, querido lector, en mi último artículo hablamos sobre cómo había surgido la última, qué daños había causado en el panorama nacional e internacional… (la verdad, que puntería tengo para invocar al lobo). Hoy, por seguir un poco más con este tema, vamos a centrarnos en el caso del país de las barras y estrellas.

Un breve repaso antes de comenzar

La recesión aparece hacia el año 2007 y surge a partir de la cohesión entre un superávit de capital de potencias extranjeras y un abaratamiento de los créditos; la consecuencia directa de esto fue que los núcleos familiares no pudieron hacer frente a sus préstamos hipotecarios, por lo que comenzó a incrementarse la morosidad a la vez que se inauguraban las nuevas instituciones financieras llamadas “shadow banking system” (los conocidos chiringuitos financieros en España).

Oye Tamara, explícame eso de la crisis griega, que lo he visto mucho en las noticias pero no me entero

 

Aunque todos los países debieron hacer frente con mayor o menor rotundidad a la situación de recesión, lo cierto es que los más afectados fueron Irlanda, Portugal, Chipre, España y Grecia.

En el caso de la crisis griega surgida en la primavera de 2010 (que posiblemente sea de las más notorias junto a la Irlandesa y la española) la población tuvo que hacer frente a un déficit público enmascarado mediante artificios estadísticos, y a eso se sumó el impacto de la recesión mundial, perjudicando especialmente al sector naval y del turismo (que como sabrás son los ejes principales de la economía en la República Helénica). Dado que el estado de endeudamiento impidió la colocación de la deuda pública en el mercado, al gobierno no le quedó otro remedio que pedir el rescate por parte de la Unión Europea. Por desgracia, para hacer frente a esta deuda contraída con Europa, hubo que hacer recortes en el gasto público y esta medida desestabilizó la calidad de vida en el país.

Vale, me queda claro, pero… ¿y los Estados Unidos?

Bien, aquí nos metemos en terreno cenagoso porque hay que nombrar al señor Bush; resulta que su gobierno dio facilidades para el crecimiento de la banca en la sombra al considerar que la economía funcionaría mejor si la regulación estatal era mínima (¡Meeeek! ¡Error!). Obviamente esto derivó en el hundimiento de la cotización hipotecaria y los activos derivados, de manera que el reventón de la burbuja inmobiliaria acabó afectando a la economía global a la vez que provocaba una restricción del crédito que dañaba a todos los sectores. Como el gobierno estadounidense seguía centrado en acuciar los otros agujeros de la administración los productos financieros comenzaron a aflorar en el mercado global, apoyados por entidades privadas que solían esconder intereses ocultos. La idea original era que dichas empresas efectuasen valoraciones objetivas sobre los riesgos de los activos financieros a fin de proteger el mercado global de la compra de activos tóxicos, pero por desgracia se estableció la práctica común de retribuir a estas empresas generosamente a cambio de una calificación positiva; esto se conoció como doble moral y es de aquí de donde surge el concepto de riesgo moral (moral hazard).

Ey, ey, espera, ¿cómo funciona eso del moral hazard?

En realidad es muy sencillo: se trata de una disposición que se produce cuando un individuo u organización tiende a asumir riesgos en la convicción de que, si su cálculo es erróneo, serán otros quienes paguen las consecuencias y no él mismo. Un ejemplo: imagínate que quiebra una empresa financiera (la que más rabia te dé); dime, ¿crees que debería el Estado emplear el dinero de los contribuyentes para rescatarla? Si usamos el principio de riesgo moral, la respuesta es un rotundo no, ya que supondría una irresponsabilidad. Sin embargo, como existe el peligro de que se produzca un pánico financiero y que ello provoque un perjurio general, el Estado tiende a rescatar a dicha empresa.

¿Y eso ha pasado en los países europeos?

El Nothern Rock Bank en la actualidad

Pues verás entorno a finales del año 2007 el Northern Rock (un banco británico) pasó de cotizar un índice bursátil FTSE 100 (es decir, un índice bursátil compuesto por las 100 compañías de mayor capitalización de Reino Unido) a un FTSE 250 (un índice bastante mesurado que cuenta tan sólo con 250 empresas que suelen oscilar según el ingreso trimestral), llegando el 14 de septiembre de ese mismo año a pedir apoyo de liquidez por parte del Banco de Inglaterra, ya que se había visto afectado por la crisis de las hipotecas subprime que arrastraban los Estados Unidos. Meses más tarde (el 22 de febrero de 2008) el banco tuvo que ser nacionalizado para evitar la quiebra y la pérdida de todos los activos. De hecho, actualmente se ha dividido en dos entidades, la Northern Rock PLC y Northern Rock (Gestión de Activos) PLC, siendo esta última la encargada de sanear los activos tóxicos que casi los llevaron a la ruina.

Por otro lado, el banco francés BNP Paribas también anunciaría en 2007 el cierre de tres de sus fondos por falta de liquidez, una situación también motivada por la crisis inmobiliaria de Estados Unidos. La situación les impedía establecer una valoración equitativa de los activos subyacentes o calcular cualquier valor liquidativo (¡imagínate el infarto que debieron de sufrir sus clientes con la noticia!). En su caso, en lugar de esperar al rescate gubernamental, decidieron establecer un acuerdo con el gobierno belga para adquirir parte del Fortis Bank y del Fortis Insurance Belgium, que aún mantenían los activos suficientes como para no verse tan perjudicados por la crisis.

¿Y en el caso de EE.UU?

Lo cierto es que con todo este panorama en Europa uno podría pensar que el gobierno estadounidense decidió prepararse para el golpe económico que le vendría de vuelta del otro lado del charco, pero me temo que no fue así. En el año 2008 el cuarto mayor banco de inversión americano (Lehman Brothers) quebró agravando la crisis mundial y, al no ser rescatado a tiempo, sus activos tóxicos tuvieron que ser absorbidos por otro banco de mayores dimensiones (el American International Group, más conocido por sus siglas AIG) para sanearlos y reintegrarlos a un sistema económico que había perdido 613.000 millones de dólares (¡caray!).

 

Para saber más:
An update of the World Bank’s estimates of consumption poverty in the developing world. S. Chen y M. Ravaillon, World Bank, Washington, 2012
El club de la miseria: qué falla en los países más pobres del mundo. Collier, P. Barcelona. Debolsillo. 2010
Getting better. Why global development is succeeding and how we can improve the world even more. Kenny, C. Nueva York. Basic Books. (2011)

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