“Lo nunca visto”: tres mujeres rotas que intentan resistirse a su destino
Por Ana Riera
Una decrépita profesora de una escuela de danza para niñas se enfrenta al cierre de su institución porque ya no puede seguir pagando las facturas. Lejos de hundirse definitivamente, decide aprovechar el poco tiempo que le queda para montar un último espectáculo. Pero no un espectáculo cualquiera, si no uno que revolucione el arte contemporáneo y que le permita dejar su huella en el mundo al que ha dedicado toda su vida. Se llamará Lo nunca visto.
Para reclutar a las posibles protagonistas de su montaje, tira de agenda y empieza a llamar a sus antiguas alumnas, convertidas ya en mujeres hechas y derechas. Sólo dos responden a su reclamo: un ama de casa andaluza que no para de hablar y una chica gallega que parece algo reservada. En seguida advertimos, sin embargo, que algo no marcha del todo bien en las aspirantes. Al ama de casa le falta un zapato; además, parece pegada a su carro de la compra, como si fuera una especie de tabla salvavidas, y se resiste a quitarse las gafas de sol. La chica presenta un aspecto muy desaliñado y se muestra terriblemente desconfiada y reticente.
La propuesta de su antigua profesora consiste en construir una obra a partir de sus propias vivencias. El problema, o tal vez lo que le puede dar sentido, es que la vida de las tres parece haber descarrilado. Una de ellas está rota a causa de un accidente que la ha dejado vacía por dentro. Otra se enfrenta a un destino cruel a causa de una mala decisión tomada siendo muy joven. Y la otra se encuentra en el ocaso de su carrera sin haber alcanzado su sueño.
Aun así, la profesora las anima a seguir adelante con su proyecto. De hecho, será una especie de catarsis que les permitirá expresar toda su frustración a través de la danza y el teatro. Claro que ello les obligará a lidiar con sus miedos más íntimos y a reabrir las heridas más dolorosas. Sólo así podrán descubrir en qué momento preciso su vida empezó a torcerse, qué decisión, tan aparentemente intrascendente y fútil entonces, significó el principio del fin.
Contra todo pronóstico, a pesar de las dudas y la angustia, acaban aceptando el reto. Porque las tres son perdedoras, sí. Pero también mujeres valientes y luchadoras, Además, son plenamente conscientes de que tal vez esa sea la última oportunidad para rehacer sus vidas o, al menos, para recuperar su dignidad y volver a ser dueñas de su destino.
Las tres actrices están fantásticas, a pesar de la dificultad de los papeles que interpretan, ya que consiguen mostrar su lado esperpéntico, pero sin caer en el ridículo. Belén Ponce de León como profesora de baile que necesita apoyarse en las muletas para no sucumbir del todo y desaparecer en la negrura del olvido. Alicia Rodríguez como ama de casa que se refugia en la verborrea y en su eterna sonrisa para tratar de escapar del dolor y la culpa que le abren las carnes en canal. Y Ana Turpin, reflejando tan bien esa caída a los infiernos sin retorno, consecuencia de una mala decisión tomada inocentemente en un día anodino como otros muchos.
El excelente y estudiado maquillaje confabulado con la elección del vestuario, todo ello orquestado por Miguel Ángel Milán, junto al intimista trabajo de iluminación, de Juanan Morales, ayudan a crear unos personajes que tienen algo de caricatura pero que, gracias a una brillante interpretación y a un texto muy bien trabajado de José Troncoso, rezuman ternura y humanidad.
[…] MARI CARMEN:¿Araceli? ¡¡¡¡Araceli!!! ¿Cómo estás?¡ Qué de tiempo! Cómo pasa el tiempo. ¿Cómo estás? ¡Estás igual! (Le encaja un abrazo y dos besos)
ARACELI:¿Mari Carmen?
MARI CARMEN: ¡Sí! Tú me has llamado. Esta mañana. No? Ay, Araceli. Qué de tiempo. Cómo pasa el tiempo. ¿Cómo estás? Yo estoy muy bien. Tú sabes con mis arribas y mis abajos como todo el mundo. Como todo el mundo. Como todo el mundo. Pero ahora estoy aquí. Y eso es lo que importa, ¿no? Que estamos aquí. Que ya es bastante, ¿no?¿Tú eres?
SOFÍA: Sofía.
ARACELI: Sofía.
MARI CARMEN: Sofía. Pero no coincidimos nunca en clase, ¿no?
SOFÍA: Creo que no.
MARI CARMEN: No, ¿verdad que no? Yo soy Mari Carmen. Encantada. (La coge y le planta dos besos)
Qué de tiempo. Cómo pasa el tiempo, verdad? Pasa… Así. (Chasquea los dedos) Pero tú estás igual. Y qué idea tan bonita la de llamarnos, ¿verdad?
SOFÍA: Verdad.
MARI CARMEN: Es una idea preciosa. Volver aquí. Y estar aquí. Otra vez. Y hacer algo… Juntas… Es una idea preciosa, vamos. ¿Verdad?
SOFÍA: Sí.
MARI CARMEN: ¿Verdad que sí? Qué de tiempo. Cómo pasa el tiempo. Cómo pasa el tiempo.
ARACELI: Mari Carmen.
MARI CARMEN: (Hiperdispuesta, incluso acercándose a Araceli) Dime.
ARACELI: Te falta un zapato.
MARI CARMEN: (Sin dejar de sonreír) No. […]
Al final de este viaje colectivo, todo parece reducirse a una pregunta. ¿Es posible cambiar el pasado, aunque solo sea de forma imaginaria o durante el tiempo necesario para poder resurgir de las cenizas? ¿O lo único que podemos hacer es aceptar nuestro sino y seguir jugando nuestras cartas desde el aquí y el ahora? Si no tienen clara la respuesta, quizás esta nueva propuesta de la Compañía La Estampida les ayude a dilucidarla.
TEATRO ESPAÑOL. SALA MARGARITA XIRGU. HASTA EL 13 DE OCTUBRE 2019.