Sofonisba y las renacentistas I
Por Sofía Martín.
Sofonisba Anguissola (1532-1625) fue la primera de una generación de pintoras italianas nacidas en el siglo XVI que hicieron del arte su modo de vida, logrando el reconocimiento público.
El caso de las hermanas Anguissola fue excepcional en su época. Las mujeres que se dedicaban a la pintura habitualmente eran hijas de pintor y se iniciaban en sus talleres. Amilcare Anguissola, en cambio, no se dedicaba a las bellas artes. Era un noble de Cremona que, contagiado del humanismo renacentista, quiso ofrecer a sus seis hijas -solo tuvo un varón- la máxima educación a la que una joven podía aspirar y las animó a desarrollar sus capacidades. Minerva eligió la pluma y las otras cinco los pinceles. Europa y Anna abandonaron al contraer matrimonio y Elena al tomar los hábitos. Lucía murió con 27 años y de ella se conservan pocas obras, destacando el retrato de Pietro Manna, médico de Cremona en el Museo del Prado y un autorretrato en el Castello Sforzesco, en Milán. Sofonisba era la mayor de ellas y, si no la de más talento, sí la más tenaz. En 1959 fue llamada a la corte de Madrid donde acabó ejerciendo como pintora de cámara, si bien su posición era la de dama de Isabel de Valois. Tal era su prestigio que a Alonso Coello, que sí ostentaba el cargo de pintor de cámara, se le encargaban copias de los lienzos de la italiana. Allí realizó uno de los retratos más conocidos de Felipe II.
Felipe II. Sofonisba Anguissola, 1565.
A pesar de las ventajas de su posición social y del apoyo de su familia, su aprendizaje no estuvo exento de limitaciones. Como mujer no tenía permitido el estudio de anatomía ni posibilidad de practicar con modelos al natural y tuvo que recurrir a la reproducción de escenas cotidianas, como Juego de ajedrez (1555), con sus hermanas Lucía, Europa y Minerva, o Retrato de familia (1558) en el que aparece su padre con Asdrúbal y Minerva. En estas obras ya se aprecian rasgos de naturalismo, como en el lienzo en el que representa a su primer mentor, Bernardino Campi, pintándola a ella. La pose y la mirada de Campi son espontáneas y se dirigen a quien lo retrata, su figura contrasta con el estatismo de la propia Sofonisba autorretratada.
Bernardino Campi pinta a Sofonisba Anguissola. Sofonisba Anguissola, 1559.
Sofonisba abandonó España en 1571, poco después del fallecimiento de la reina Isabel, cuando se casó por imperativo social con un noble siciliano en un matrimonio concertado por Felipe II. Tenía ya más de 36 años y su marido murió cinco años después. Se volvió a casar en 1579, en contra de su familia y de la corte, con Orazio Lomellini, un capitán de barco de considerable fortuna y más joven que ella pero hijo ilegítimo. Se establecieron en Génova y Sofonisba siguió pintando hasta que fue perdiendo la vista. De este último periodo se conservan algunas escenas religiosas, como La sagrada familia con Santa Ana y San Juan Bautista (1592) y numerosos retratos y autorretratos en los que abundan los detalles, probablemente herencia del estilo de la corte.
Autorretrato. Sofonisba Anguissola, 1610.
Su trayectoria artística, como su vida, fue una proeza. En su lápida, en la iglesia San Giorgio dei Genovesi de Palermo, su marido ordenó inscribir: “Para su esposa Sofonisba, de la noble familia de Anguissola, que se encuentra entre las mujeres ilustres del mundo por su belleza, extraordinarios dones de la naturaleza, y tan insigne en retratar imágenes humanas que ninguno de su tiempo podría ser igual, Orazio Lomellini, golpeado por un inmenso dolor, colocó este signo extremo de honor, pequeño para esta mujer, pero el máximo para los mortales comunes”.
En su haber también debe incluirse que allanó el camino a las que le siguieron y a quienes sirvió de inspiración, como Lavinia Fontana, nacida en Bolonia en 1552 y formada en el taller paterno, que llegó a ser pintora de la corte de Pablo V. Al igual que la romana Artemisia Gentileschi, que vino al mundo en el último aliento del Renacimiento, en 1593, y se convertiría en la primera mujer miembro de la Academia de las Artes del Dibujo de Florencia.
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