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Dorothy. Déjale entrar

Àngels S. Amorós

Javier Sáez Castán (texto) y Pablo Auladell (ilustraciones). Dorothy. Déjale entrar. Barcelona: A buen paso, 2017, 40pp. Crossover. Premio del Concurso Internacional de Álbum Ilustrado Biblioteca Insular de Gran Canaria, 2016.

El amanecer encontró nuestros cuerpos nuevos, recién lavados.
El aire estaba quieto y el cielo volvía a ser azul, quizá más azul.
Martha tenía razón: Dorothy había cambiado nuestras vidas para siempre.

Jonah y Martha son dos granjeros de edad avanzada que viven en una granja en Kansas y no pueden ser más diferentes. Mientras ella se entretiene leyendo el libro El origen de las especies porque, según su marido: “le da demasiada importancia al origen de las cosas, cuando lo verdaderamente importante es averiguar qué va a pasar con ellas”.


El convencimiento de Martha de que el mundo está lleno de mensajes y señales ocultas provoca que niegue la realidad y obligue a su marido, que haría cualquier cosa por ella, a creerla.

Me pareció una buena idea. De pequeño siempre
había querido tener un poni: ¿por qué no un tornado?

Un día, se encuentran con un pequeño tornado al que Martha llama Dorothy y convence a su marido de permitirle el paso a la granja justificando los destrozos que ocasiona con que “no está acostumbrada”. Poco a poco, Dorothy arrasa todo lo que se interpone en su camino y acaba por engullir a los animales y… a la pareja.


El final dramático no consigue calificar esta historia de absurda, irónica y también divertida. Un realismo mágico con tintes oscuros donde los dos ancianos se comportan como niños que incluso al final no son capaces de reconocer que se han equivocado.

Una historia con un desenlace extraño, aunque previsible, y llena de oscuridad, sensación que acentúan las imágenes de tonos cobrizos difuminados y con la mirada vacía de los protagonistas.
Con claras referencias al libro de El maravilloso Mago de Oz -el nombre de los tres personajes principales y el lugar, Kansas-, no hay que olvidar que Bauman tenía más pretensiones propagandísticas (advertir al estado de Kansas que no confiara en la promesa del oro y que se centrara en su economía de explotación agrícola) que ser una lectura infantil, pese a la presencia de brujas y animales parlantes. En esta ocasión, los dos protagonistas se trasladan a otro lugar lejos de su casa tras sucumbir al encanto de un tornado que pulula en su granja.


El ilustrador valenciano Pablo Auladell reconoce que las imágenes están muy alejadas de las temáticas que ha utilizado hasta ahora, como tampoco se asemejan a las que aparecen en los álbumes infantiles.
Por su parte, Javier Sáez afirma que escribió la historia a partir de los dibujos de Auladell donde el despropósito y la desmesura forman parte de un escenario donde es difícil no sucumbir.

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