«Aladín, un musical genial»: versión familiar de una aventura inmortal
Por Horacio Otheguy Riveira
En las legendarias Mil y una noches del mundo árabe antiguo nada se sabe de un Genio surgido mágicamente de una lámpara en manos del pícaro Aladín/Aladino, es en el siglo XVII cuando un traductor francés incorpora la historia basándose en narraciones de diverso origen. Pero desde entonces la aventura del muchacho entre perversos e ingenuos no ha hecho más que crecer hasta llegar al siglo XXI en renovadas intenciones para que Aladín pueda llegar a tener en sus brazos a Jasmine, el objetivo final de toda la aventura, minada de peligros de los que se salva gracias al Genio de la lámpara.
Aladín, un musical genial es una producción íntegramente española estrenada en 2013. Seis años ya de éxito con diversos intérpretes pero misma producción. Ahora vuelve a Madrid por tercera vez para regocijo de niños y adultos que les acompañan encantados de recuperar la infancia de ensueños y mucho espíritu circense, porque unos y otros personajes juegan con magia, efectos especiales y un certero homenaje al mundo de los payasos, y en él brilla con sabía energía Germán Torres, un actor de gran versatilidad, que hace de su Genio, un clown con todas las de ganar en el corazón del público: simpático que canta con formidable voz, acróbata de excelentes condiciones físicas y capaz de dominar un texto que oscila entre el clásico cuento y los brotes de actualidad suficientes como para instalarnos en el presente sin abandonar la cadencia mágica de una historia inmortal.
Germán Torres, un Genio 5 Estrellas
El temible policía Latouche en El concierto de San Ovidio, de Buero Vallejo, en la versión de Mario Gas de 2018, fue una escalofriante aparición de Germán Torres en un teatro histórico de gran riqueza. Pero en su ya larga trayectoria, el gran actor llega ahora a Aladín encarnando al muy deseado Genio con talento, precisión profesional y cariño de artista que ama todos los géneros que se le crucen en el camino.
Resulta emocionante ver en este papel tan jubiloso, a quien recientemente aplaudimos en La hija del aire, en el papel de un emperador que consigue cazar a Semíramis, la bella y salvaje muchacha que viene de otro mundo. Torres logra que empaticemos con su poderoso personaje porque también él, como otros inocentes y nosotros mismos, queremos amar a la indomable joven. El actor infunde un toque de romanticismo a un personaje que no lo tiene, y lo lleva hasta el final de manera radiante. Poco antes fue el narrador en una ópera de pequeño formato que protagonizó Silvia Marsó junto al joven Felipe Ansola, 24 horas en la vida de una mujer. Y más atrás el personaje clave de Incendios, la terrorífica y a su vez esperanzadora obra donde encarnó con gran éxito al personaje sobre el que gira toda la acción, «el único que tiene todo en contra por parte del espectador, y que con muy pocas intervenciones ha de apropiarse de ese rechazo y convertirlo en teatro del bueno, de esa clase de teatro que invita al deseo de comprender a fondo a los seres más despreciables».
El Caso Germán Torres es un enigma a resolver por los espectadores, un enigma moment by moment, que diría la promoción de una película de suspense. Un actor al que seguir allá donde vaya, pues lo mismo ante personajes secundarios que protagónicos ofrece un caudal de talento fuera de lo común.
En este Aladín, un musical genial, hace varios breves personajes hasta que se queda en el Genio, haciendo las delicias de los buenos de la historia, resolviendo felizmente la caída del malvado que ambiciona todo el poder, en un contexto de comedia ligera, especialmente dirigida a la infancia con suficientes alicientes para atraer a los adultos amantes de los musicales, y sobre todo de esa felicidad donde la ingenuidad tiene un papel preponderante, más aún cuando se deslumbra ante la mágica alfombra en la que suben los amantes, aquí también presente, junto a otras sorpresas muy bien hilvanadas.
Acompañan a Germán Torres estupendos intérpretes. El actor-cantante-músico Paco Iváñez (foto) es un Aladín con muchos y nobles recursos que forma pareja con Carmen Peinado, encantadora Jasmine. El perverso Jafar lo asume Aitor Caballer con imponente presencia y el anciano Sultán, graciosamente infantil, va por cuenta de Pau Vercher, así como Héctor Martí se ocupa de divertirnos con un acrobático sirviente con eficaces trucos de buen superviviente.
No está de más decir que todos cantan y bailan en esta función que desde su estreno ha logrado nueve premios que, sin duda, han servido de aliciente para seguir adelante, de teatro en teatro, de ciudad en ciudad, en busca de un aplauso que siempre llega con entusiasmo.
Idea original y dirección: José Tomás Cháfer
Música original y dirección vocal: José Doménech
Dramaturgia: José Mollà
Coreografía: Pachi G. Fenollar
Diseño de luces: Juanjo Llorens
Diseño de vestuario: Joan Miquel Reig
Escenografía: Luis Crespo