Valente en Cabo de Gata
VALENTE EN CABO DE GATA
En marzo yo iba al anochecer por los pueblos vacíos por las playas solitarias, por la carretera que escalaba las rocas junto al mar. Miraba el paisaje desolado, veía como el sol soltaba secretos. Recordé como José Ángel Valente encontró allí su desolación y su autenticidad en sus últimos años. Allí se acercaba al sonido esencial de las cosas y las escuchaba de verdad. Volví a Almería desde Cádiz en parte porque en esa ciudad pasó Valente el final de su vida. En aquella soledad del cabo de Gata, junto al faro, unos vigilantes se acercaron por si éramos pescadores furtivos. Pero yo solo quería pescar los últimos poemas de Valente, los que para mí son más verdaderos.
En sus últimos años en Almería, cuando iba por las soledades del cabo de Gata, escribió sus “Fragmentos de un libro futuro”, que es su libro que más me emociona de verdad, donde toca desoladamente el mundo más allá de las teorías y las explicaciones. El libro consiste en fragmentos llenos de lucidez y misterio. En uno dice “el río lento, hacia lo lejos, imágenes sin nombre, rostros muertos, y tú, pálida sombra, en la cruel ruina de la memoria, encuentras todavía fundamento”.
Presiente su muerte y toca la vida con las uñas: “al lento sol que baja hacia la tarde/ ceder, abandonarse. .Declinación./El flujo del vivir/ se ha ido deteniendo imperceptible/ como el borde del vuelo o la caricia”. Se escapa de análisis académicos sesudos y dice sencillamente: “la lluvia cae sobre las hojas/ hasta agotar los números del tiempo./No sabéis cuantos murieron,/ cuántos habéis quedado,/ qué quedará de todo y de la luna/ cuando ya nadie quede de vosotros”. Qué quedará de todo y de la Luna. Para mí de él quedaron sobre todo esas palabras sueltas y solitarias, esas intuiciones humildes y escalofriantes de sus últimos tiempos. Y avanzando hacia el faro solitario y el cabo me hizo preguntarme también a mí con miedo: ¿qué quedará de todos nosotros?
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR
FOTO: CONSUELO DE ARCO