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La (des)educación de Cameron Post (2018), de Desiree Akhavan – Crítica

 

Por Jaime Fa de Lucas.

Tras serle infiel a su novio con una amiga, una joven es enviada a un campamento religioso para corregir su supuesta desviación sexual, o quizá identitaria, o como los coordinadores del campamento lanzan repetidas veces: «confusión de género». Estos no parecen saber exactamente en qué consiste la homosexualidad e intentan buscar las posibles causas por todas partes. La protagonista asegura que ella no se ve como homosexual, es decir, para ella es algo normal, y eso está bien, el problema es que Desiree Akhavan y la guionista Cecilia Frugiuele se quedan en esa capa y no parecen demasiado interesadas en indagar en la compleja relación que hay entre sexualidad e identidad.

En general, creo que La (des)educación de Cameron Post corre el riesgo de convertirse en una deseducación del espectador, ya que lo simplifica todo en exceso e ignora los aspectos profundos. El apartado narrativo no compensa ese defecto, pues Akhavan ofrece algo plano y aburrido que ni siquiera chisporrotea en las escenas lésbicas. Tampoco ayuda que a nivel conceptual todo transmita ranciedad y falta de inteligencia, con un discurso religioso que se opone a la homosexualidad de la forma más básica y caricaturesca posible, algo que disminuye la validez de la propuesta y que apenas reafirma a la homosexualidad o invita a la tolerancia. Por si esto fuera poco, está diseñada de una manera que posiciona a los espectadores en un lado claramente definido –a favor de la homosexualidad, ya que estamos en el siglo XXI–, por lo que pierde riqueza.

Las actuaciones son competentes, pero por sí solas no son capaces de salvar al film. En términos de credibilidad, me parece totalmente inverosímil que el objetivo sea evitar que los homosexuales «pequen» y se ponga a dos lesbianas compartiendo habitación. Es evidente que tarde o temprano, ante la represión constante que ejerce el campamento, alguna chispa va a saltar. Lo lógico sería juntar a un chico y a una chica, pero entonces el guion daría síntomas de meticulosidad y no encajaría con el resto del relato.

 

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