El mito de Níobe y otras cosas
Por Jorge Girbau Bustos
El pasado 28 de Junio se estrenó en el teatro de Vitoria Jesús Ibáñez de Matauco la obra teatral Níobe del grupo Mero Muro, interpretada por Maite Sáez de Vicuña, Xabier Chavarri y Amaia Cid. Esta composición escénica del mito griego trata de ser ambiciosa aunque naufraga entre dos épocas muy diferentes que, en el fondo (según su lectura) se parecen entre sí, pero que se queda a medio camino entre la genialidad y el desastre.
Níobe tiene algo de poesía y tiene mucho de cinematográfico, se nutre de Bergman, de Fellini. En conclusión, de casi todo el cine europeo de los años 50, 60 y 70 del siglo veinte. Esa evocación en la puesta en escena pueda ser salvada con un ligero cambio de expresión. También conviene mencionar el tremendo trabajo del elenco interpretativo que prácticamente fue lo mejor.
Pero ahora nos vamos a fijar más en lo que nos puede dar Níobe. Por una parte, vemos la relación de una mujer con sus dos hijos que están madurando y decidiendo qué hacer en la vida. Y por la otra parte, el castigo que los dioses infligen a la protagonista en la piel de sus hijos: la tragedia.
La empatización de los personajes, aún no sabiendo muy bien lo que sucede (por la, algunas veces, expresión poética) debido al buen trabajo de los intérpretes se produce en ocasiones, y en otras despista al público un tanto perdido. El desarrollo dramático en una obra como Níobe puede enseñarnos que el mito nos abre las puertas de las debilidades humanas que no quedan impunes y sin castigo. Es un motivo de reflexión para el espectador.
La compañía Mero teatro ha querido ser original en la estructura pero a falta de un lenguaje teatral claro se ha quedado en un intento. Pese a que ha fallado su contenido verbal lo ha ganado en el vestuario, la composición de la escena, el maquillaje… Mero Muro puede ser una compañía teatral de futuro si salvan el obstáculo de crear un conflicto y de sostenerlo. Tal vez en Níobe han fallado porque era algo arriesgado pero todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, a caer y levantar un gran mito.