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La clave de Simenon

GASPAR JOVER POLO.

¿Por qué un héroe literario sin particularidades llamativas conquista la admiración de los lectores?

Y no solo de los lectores aficionados al género policiaco sino de los aficionados a la literatura en general. El personaje protagonista de las novelas policiacas del escritor Georges Simenon, el comisario Maigret, resulta en apariencia un hombre tranquilo, reservado, que no presenta particularidades relevantes ni por lo que se refiere a su aspecto físico ni por su manera de ser, lo que lo aleja del héroe convencional, del protagonista arquetipo y hecho de una sola pieza. Los rasgos que definen al comisario son siempre matices, humildes preferencias, manías. Sobre Sherlock Holmes todo el mundo sabe que es morfinómano, que toca el violín de forma virtuosa, que es misógino; y de Pepe Carvalho (el protagonista de las novelas policiacas de Vázquez Montalbán) sabemos que pasó de la militancia  en la extrema izquierda a trabajar como agente de la CIA, que destaca además porque se trata de un magnífico cocinero y gourmet, que quema libros y que tiene una novia prostituta. Maigret, por el contrario, no presenta ninguna particularidad fuera de lo normal a parte de su probada eficacia como detective, es decir, de su olfato de sabueso y de su gran capacidad de observación cuando se pone a seguir la pista del delincuente. En su vida privada, el comisario se comporta como la mayoría de los hombres, como todos nosotros, y eso hace que resulte un personaje más humano, más próximo y verosímil. 

Cuando no está de servicio, Maigret va al cine, y también le gusta tomarse una copa de vez en cuando y disfrutar de una copiosa comida. Le encanta el aguardiente pero no es un alcohólico, ni siquiera un bebedor habitual; le llaman la atención las mujeres pero no es mujeriego; y sí, le chifla comer, pero no padece obsesión por el arte de la cocina. Su vida privada parece muy organizada y es fundamentalmente hogareña (no trasnocha, no tiene una vida sexual agitada), y en esa vida hogareña es su mujer la que marca las pautas a seguir, la que organiza, mientras él se deja llevar mansamente en la mayoría de los asuntos domésticos. Y como se trata de un personaje muy humano y corriente a pesar de su gran fama como investigador, se relaciona con naturalidad con la gente anónima que le rodea y con la que tiene que tratar en la mayoría de los casos policiales. Y esto facilita la tarea investigadora pues le ayuda a profundizar en el conocimiento sicológico de los seres humanos, a indagar en las flaquezas de sus semejantes y a descubrir a los héroes modestos que también pululan por los barrios de París. 

La gran ventaja del personaje Maigret es que, debido a su formar de comportarse, tiene facilidad para acceder a los otros y para descubrir qué hombre o qué mujer puede contener el instinto criminal, o qué ser humano de natural bondadoso ha sido capaz de perpetrar el crimen obligado por azarosas circunstancias. La gran ventaja del comisario parisino es que se comporta como la mayoría, como un ser humano corriente, y esa característica tan poco llamativa en principio es la que le hace caer simpático a los lectores.

2 thoughts on “La clave de Simenon

  • Me han dado ganas de rebuscar algún viejo libro.

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    • Gracias por el comentario.

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