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BesARTE, MimARTE y FollARTE, una comedia negra sincera y descarnada

Por Ana Riera

 

La nueva propuesta del dramaturgo Ramón Paso, BesARTE, MimARTE, FollARTE, presenta las historias cruzadas de un grupo de jóvenes –ocho artistas y una publicista— entre desengaños y penurias propias de su profesión; algunos de ellos consiguen sobrevivir y deciden aferrarse al sueño de crear algo hermoso y perdurable que dé sentido a sus vidas.

Así pues, viene a ser una reflexión realista e incisiva que busca desmitificar el mundo de la farándula. Porque lo cierto es que la mayoría de artistas en general y de actores en particular, pese a lo que pueda parecer, viven muy lejos de los focos y el glamour que nos venden las redes, las revistas del corazón y la televisión. De hecho, suelen llevar una existencia dominada por la precariedad laboral, la escasez de fondos y la incertidumbre.

Una vez más, los personajes que dan voz al texto de Ramón Paso están llenos de verdad. En ellos se mezclan a partes iguales el miedo, la esperanza, la ilusión y el desengaño. Quizás por ello recurren a menudo al humor ácido y quizás también por eso inspiran tanta ternura, porque en el fondo nos identificamos con esos perdedores natos que, a pesar de todo, siguen sin renunciar a su sueño.

Por suerte, cuentan con un espacio que es para ellos una especie de santuario: la azotea del bar “Bruja”. Allí se sienten libres para expresa sus penas y sus sueños, sus anhelos y sus dudas. Allí cabe todo, el amor a primera vista, la dependencia emocional, los sueños etílicos y hasta los pensamientos suicidas.

De izquierda a derecha, la fantástica Compañía PasoAzorín, bajo el nombre del bar de copas donde transcurre la acción: Luisa Macía, Ainhoa Quintana, Ángela Peirat, Inés Kerzan, Ana Azorín, David DeGea, Jordi Millán, Guillermo López-Acosta, Laura Auzmendi.

Una novedad de este montaje es que el reparto es más extenso de lo que suele ser habitual en las obras del autor. Por un lado, podemos disfrutar de nuevo de la siempre brillante e hilarante Ana Azorín en su papel de Laura, una guionista que se deja tentar pero que luego renuncia al éxito comercial por volver a su sueño (¿algún eco autobiográfico?); de la sensible Inés Kerzán, que aquí interpreta a Rebeca, una actriz incapaz de renunciar a los castings, por muy decepcionantes que resulten; y de la camaleónica Ángela Peirat, que está fantástica en el papel de Carla, una adicta al sexo y a cualquier droga que se le ponga por delante, cualquier cosa con tal de no enfrentarse a su vida mediocre. Además destacan nuevos intérpretes, perfectamente integrados con otros habituales de la casa: David DeGea, que hace de Pablo, un romántico empedernido aspirante a escritor que se salta las leyes de la decencia por amor; Jordi Millán, un chico inseguro llamado Héctor que se aferra a alguien que no lo ama por miedo a la soledad y a no ser querido; Ainhoa Quintana, una más que convincente Lily que se refugia dentro de una burbuja para que nada ni nadie pueda herirla; Guillermo López-Acosta, que se ha alejado tanto de su verdadero yo que hasta su nombre, Vincenzo, es falso; Laura Auzmendi, que hace de Nuria, la chica que se autoafirma siendo cruel con los débiles y que sucumbe a los que la tratan mal; y Luisa Macía, una fan de las redes llamada Silvia que pone toda su autoestima en manos de los demás y que, como era de esperar, acaba destrozada.

También me parece muy acertada la banda sonora, de Sabina, Van Halen, Bob Seger, Kansas o David Bowie, ya que acompaña y a la vez reafirma la trama, convirtiéndose así en un elemento más del montaje.

En definitiva, una obra más con el característico —y tan valioso— sello Paso-Azorín.

Todos los martes a las 22.15, en el Teatro Lara de Madrid.

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