Sergio Peris-Mencheta, entre dos mundos, uniendo creatividad y ensueño
Por Horacio Otheguy Riveira
Entre dos mundos, el de España, por familia, nacimiento y teatro, mucho teatro, y el de Los Ángeles, Estados Unidos, donde reside con esposa e hijos, sumergido en las áreas del cine y las series de televisión. La creatividad es constante le toque lo que le toque, porque sus dedos teclean proyectos a todas horas, siempre ligados al teatro, como productor y director, mientras se encara con personajes poco corrientes, un luchador mexicano, un campeón de boxeo argentino. o un poderoso terrateniente andaluz… Recorre Madrid en moto, un solo día destinado a varias entrevistas, luego gestiones, visitas, amigos, y nuevos apuntes para nuevos proyectos. Nuestra conversación va por múltiples caminos, como si subiéramos montañas y navegáramos por mares tempestuosos, de pronto un lago en calma, un extraño y paradisíaco ambiente: la poesía como una región fascinante a la que le espera un último plan, «quién sabe en qué año, en qué momento, con quienes en escena…»
Una insólita versión teatral de un teatro-documento de éxito internacional, hace de Lehman Trilogy. Balada para sexteto en tres actos, un profundo, divertido y aleccionador music-hall en torno a la mayor crisis económica del capitalismo internacional, con sede en Estados Unidos. El autor es el actual director del célebre Piccolo Teatro di Milano, Stefano Massini, y el responsable de la adaptación y puesta en escena en España, Sergio Peris-Mencheta, un actor polifacético, popular por series de televisión, con bien ganado prestigio por variedad de registros escénicos y cinematográficos.
A partir del 20 de junio, renueva su éxito el mencionado Lehman Trilogy que vuelve a su sala de estreno en Los teatros del Canal, agosto 2018, tras una gira a sala llena, bien armado para otro año dando vueltas por el país. Regresa a la Sala Verde, hasta el 21 de julio. Lo interpretan seis grandes actores, también músicos, también polifacéticos que cuentan con otro tanto de sustitutos porque el trabajo es agotador. Las tres horas y media de espectáculo pasan volando para el público, pero para ellos implica un esfuerzo fuera de los común. Como fuera de serie es toda la trayectoria de Peris, afrontando un sobresaliente eclecticismo entre series policiacas, melodramas, películas de aventuras, comedias, cine histórico, los géneros dados vuelta en todo lo posible, pero eligiendo mucho como productor y director en el teatro, donde poco a poco fue abriéndose camino, siempre con funciones muy originales.
Con su propia productora, Barco Pirata, forjó dos producciones que resultaron clave para el futuro, tal y como sus componentes soñaban entonces, «todo muy rudimentario, con amigos que se entregaban de pleno, cobrando lo mínimo que podíamos conseguir. La primera fue Incrementum, del francés George Pérec, con puras actrices fantásticas, entre ellas mi esposa, Marta Solaz, y luego todos actores para una versión libre de La Tempestad, de Shakespeare, ninguna de las dos las vio mucho público pero sí gente de la profesión que fue abriendo puertas. Y de eso se trata. Aunque de fuera se ve mucho movimiento, todo parece enorme, la realidad del teatro es mucho más laboriosa y con pocas posibilidades que cuesta mucho conseguir».
A fuerza de tesón y mucha imaginación, Sergio Peris-Mencheta «siempre rodeado de amigos con mucho talento» sale adelante, como si William Shakespeare no se le despegara de la cabeza, espíritu travieso que le acompaña en todos los proyectos con un emblema muy suyo:
«Estamos hechos de la misma materia que los sueños,
y nuestra pequeña vida cierra su círculo con su sueño».
Nos encontramos por primera vez, y la conversación sucede con el brío y la velocidad de una reunión de amigos numerosos; estamos solos, pero nos rodean tantas personalidades que pasaron por su vida que parecen estar allí, todos ansiosos por escuchar, recordar, hablar… Y nosotros, esforzándonos por atrapar el poco tiempo que tenemos, eso sí, embriagándonos con agua mineral con gas y tónica sin alcohol. La sesión ocurre en el muy acogedor salón de nuestra querida María Díaz, periodista, jefa de prensa y coproductora de Barco Pirata.
Nos rodean cuadros diversos, del padre de la anfitriona y muchos otros. Diversos estilos que tienen en común la pasión por ir descubriendo placeres y reflexiones a medida que se vive, sin cortapisas ni prejuicios, alentando la creatividad por encima de todas las cosas. Y nos sumergimos en el devenir de temas del pasado del entrevistado, tan rico en creaciones y anécdotas, y del presente no menos fructífero, hacia un futuro con infatigables proyectos.
«A voz en cuello» fue un trabajo admirable dedicado a Benedetti. Pasó fugazmente por Madrid por sus compromisos con Estados Unidos, pero sé que llegó a Uruguay, ¿qué tal fue invocar a Benedetti, nada menos que en su patria?
Fenomenal. Muy bien acogidos, con mucho cariño. También me acompañó Marta Solaz en escena, igual que en España, y estuvimos en varias localidades de Uruguay, y en Mar del Plata, Argentina, país donde Benedetti se exilió antes de hacerlo en España.
En aquella representación donde usted interpretaba a una locutor radiofónico, impactaba la pureza del acento montevideano, algo poco corriente en España.
Lo conseguí escuchando la grabación de un locutor real, no el que interpretaba, pero muy parecido. Y fue muy emocionante que aceptaran esta interpretación desde el respeto y la admiración, sin parodia alguna, como mutuamente sucede entre rioplatenses y españoles; confraternizamos mucho. Confío en que lo hagamos de nuevo el próximo año en lugares que no fuimos todavía. Es mi homenaje a una personalidad extraordinaria, cuyos textos conocí muy bien de chaval porque mi padre le admiraba mucho. De él aprendí a amar la poesía, un género para el que tengo variosproyectos pendientes.
¿Hay algunos proyectos de los que pueda adelantar algún detalle?
Como haberlos hay muchos, de algunos no se debe decir nada, ya se sabe, por las supersticiones del mundo del espectáculo, pero sí puedo mencionar una apuesta firme con Juan Diego Botto para noviembre 2020 con producción de Cristina Rota: Una noche sin luna. Una maravilla que Juan escribió e interpretará él solo. Me preguntó si me parecía bien añadir más actores, pero le convencí de que no se le ocurriera, que estaba perfecto de este modo. Hizo una dramaturgia fantástica y funcionará de maravilla como una obra unipersonal. Trabajamos muy bien juntos con su texto Un trozo invisible de este mundo, junto a Astrid Jones, y nos espera una auténtica fiesta en el montaje del siguiente.
Atraviesa la ciudad con su moto, una figura masculina con casco, más anónimo imposible, sin embargo le rodean con precisión coreográfica una multitud de personajes reales y ficticios. Le rodean, le acompañan, le sonríen, le exigen, le piden, le abrazan. Sergio Peris-Mencheta sonríe, y ya está maquinando un nuevo plan donde confluyan un espíritu crítico sobre la sociedad en que vivimos, y el infinito amor por el trabajo bien hecho, y el deseo imperioso de lograr creaciones sin divismos, con afán solidario, colectivo, entre amigos que circulan de tal modo que enlazan con un público día a día más cercano: «feliz, aunque no tenga permiso», como quería Benedetti.
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