Encantador paseo por “El barrio de las letras”, de Pedro Víllora dirigido por Montesinos
Por Horacio Otheguy Riveira
Vuelve un espectáculo literario que rinde homenaje al Barrio de las Letras, donde tiene su sede la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Coincidiendo con las representaciones se ofrecen recorridos culturales por los lugares más emblemáticos de un barrio único en Europa. Un recorrido encantador, de comedia ligera con momentos musicales de altura y rigurosos homenajes a textos clásicos humorísticos, románticos, dramáticos e históricos que incluyen divertidas chanzas entre los geniales autores de distintas épocas, con ese toque de cinismo, a veces mezquino, de genios en pantuflas, fuera de sus memorables páginas, en el cotilleo con que competían por ser los mejores entre los mejores.
A veces odiándose como en una corrala a grito pelado, aunque embozados en sus textos, estos genios de nuestro pasado literario brillan con pasos de comedia musical (género muy admirado por el director Ángel Fernández Montesinos, responsable de memorables espectáculos, uno de los cuales pasa fugazmente en forma de retrato proyectado: Por la calle de Alcalá, gran antología del género estrenada en 1983 con Esperanza Roy, Francisco Valladares, Rafael Castejón, Rosa Valenty, entre otros).
El aire ligero resulta refrescante, y es en su amable sonrisa donde la profundidad toma vuelo. Así este teatro-documento transita géneros diversos, polifacético como las celebridades que habitaron o de paso estuvieron por un barrio que durante dos siglos concentró la mayor cantidad de genios literarios de Occidente, pues aquí vivieron y escribieron Lope de Vega, Cervantes, Góngora, Quevedo, Calderón, Tirso. Bécquer…
Alejandro Navamuel capitanea como maestro de ceremonias una travesía por la que desfilan sus cuatro compañeros alternando la personificación de algunas de las celebridades del barrio con algunos de sus personajes o, simplemente, rememorando tras una somera selección de textos poco o muy conocidos. Todos ellos tienen la estatura profesional y el indispensable sentido del humor para que la trama no se disperse y la emoción nos alcance a todos.
Alrededor de la simpatía y sencillez con que Navamuel nos guía, como un joven de aquí y ahora, embelesado con el descubrimiento del ilustre pasado, Carlos Manuel Díaz y Fernando Conde forman la guardia pretoriana del siglo de oro para luego deslizarse por épocas diversas que llegan hasta el comienzo de la revista española, las variedades del XIX y luego el XX, felizmente acompañados por dos señoras con mucha trayectoria, como Yolanda Ulloa y María José Alfonso, quien aparece en escena por primera vez con el poema al amor de Lope de Vega, símbolo de la fascinación, gozo y angustia que conlleva toda pasión:
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
DRAMATURGIA Pedro Víllora
DIRECCIÓN Ángel Fernández Montesinos
AYUDANTE DE DIRECCIÓN Alejandro Navamuel
ILUMINACIÓN Felipe Ramos
AMBIENTACIÓN Rafa Garrigós
VIDEO José Carlos Nievas
PREPARACIÓN MUSICAL Y GRABACIÓN DE PIANO Antonio Moreno