ARTÍCULO// ‘La dama del sombrero o Amélie Nothomb
ARANZAZU GORDILLO.
Érase una vez una dama. Una mujer de gesto altivo y rostro pálido que porta sombreros exquisitos y estrambóticos. Érase una vez una mujer que comienza su particular rutina diaria a las cuatro de la madrugada, cuando se sienta con un pijama naranja a escribir, a mano, en su escritorio. Era se una vez una dama que siempre viste de negro y que escribe cuatro novelas al año. Érase una vez, Amélie Nothomb.
Para la gran mayoría de personas el año da comienzo el primer día de enero, en cambio, para un grupo (nada despreciable) de lectores tal comienzo se erige con el primer día de septiembre.
Y es que cada 1 de septiembre las librerías francesas engalanan sus escaparates con la fotografía de la dama del sombrero, Amélie Nothomb. Para leerla en español debemos esperar al mes de marzo, cuando la editorial Anagrama publica el texto traducido de una forma exquisita por Sergi Pàmies.
El pasado mes de marzo se publicó la nueva novela de esta particular autora, Golpéate el corazón (Anagrama), y no somos pocos los que nos acercamos a la librería a por nuestro ejemplar y en cuya contraportada podemos leer:
«Esta es una novela de mujeres. Una narración sobre madres e hijas. Una fábula contemporánea deliciosamente ácida y malévola sobre los celos y la envidia, en la que también asoman otras complejidades de las relaciones humanas: las rivalidades, las manipulaciones, el poder que ejercemos sobre el otro, la necesidad que sentimos de ser amados…».
Pero permítanme pasar de puntillas por este nuevo argumento que nos presenta Nothomb ‒donde la protagonista crece marcada por la carencia de afecto maternal que terminará resarciendo con la amistad que, en la vida adulta, establecerá con otra mujer‒, para centrarme en lo que creo que es la verdadera gran obra de la autora. Porque muy probablemente, Nothomb pasará a engrosar la lista de los grandes literatos por llevar a cabo la creación de uno de los mejores y más complejos personajes. Ella misma.
Nothomb es el personaje principal de varias de sus novelas: Estupor y temblores, Biografía del hambre, La nostalgia feliz, Pétronille… Y tanto en estas novelas como en las entrevistas que concede ha conseguido crear un halo de misterio y adulación alrededor de su persona, de su personaje.
Asegura que se levanta cada día a las 4 de la madrugada para escribir, que lo hace a mano y durante cuatro horas seguidas, con el único sustento alimenticio de un té. Asegura que escribe enfundada en un pijama naranja similar a al uniforme espacial de la NASA y que únicamente dejó de escribir un día de su vida, y cayó terriblemente enferma en consecuencia.
No la hemos visto vestida de un color que no sea el riguroso negro, en pocas ocasiones se permite un detalle en rojo. Y utiliza esos sombreros que, sobre la cabeza de cualquier otro, resultarían groseros y vulgares. Nothomb no sólo escribe bien sino que, de forma consciente o inconsciente, ha resultado un lúcido genio del márquetin. Los que la adoramos leemos sus novelas ‒muchas geniales, otras no tanto‒ sin importarnos apenas qué explica en ellas.
Debo decir que, incluso las menos sobresalientes ‒como Ordeno y mando o Barba azul‒ no sólo son perfectamente consumibles sino que suelen dejar un sabor agradable en el paladar del intelecto. Es imposible dejar a medias una obra suya, entre otras cosas porque no suelen ocupar más de 150 páginas.
Y son apetecibles desde el primer párrafo, pues entras en su juego literario desde el principio, quedando atrapado en su excepcional mundo. Leer a Nothomb es jugar con ella. Un juego divertido del quien es quien y con el que no te importan que te mientan, que te vapuleen.
Disfruté la proverbial historia narrada en su penúltima novela, Riquete el del copete; me angustié con el desconcertante desenlace de la última, Pétronille; y ahora, la autora nos deja claro en la portada lo que nos ocurrirá tras leer su nueva obra: Golpéate el corazón.