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Cinco payasos invaden La Abadía y nadie quiere que se vayan. Son los «Rhumans»

Por Horacio Otheguy Riveira

Breve temporada. Sólo están hasta el 19 de mayo. El pasado año recibieron el Premio Ciutat de Barcelona 2018 en la categoría de circo, un género al que rinden pleitesía y del que se mofan y hacen befa, parodiándose a sí mismos sin remilgos. De hecho exhiben una serie de proyecciones donde público corriente y moliente les admira y desprecia: «Claro que son necesarios, gracias a ellos descubrimos al payaso que hay en nosotros». «¿Que los payasos no sirven en esta época? ¿Y entonces conmigo qué se hace (comenta una mujer)». «¿Qué pienso de los payasos? Que son unos gilipollas».

Mientras se exhiben caras anónimas y se escuchan sus opiniones, ellos nombran a algunos de los payasos más famosos de España con cariño y admiración, y se entregan a juegos de imparable comicidad, haciendo cómplices a un público que se entrega a poco de empezar. Un público «que va al teatro para quitarse el estrés, a costa del estrés de los cómicos». Un público adulto (supongo que a partir de 12 años está bien) que vuelve a despatarrarse como cuando eran niños y suspiraban por hacer las dichosas diabluras que sólo se permiten a los payasos. Por eso resultan entrañables estos Rhumans que aportan juegos nuevos y rinden homenaje a otros clásicos, como la broma del payaso a base de bofetadas.

En el ámbito generalmente muy dramático del Teatro de La Abadía, se agradece esta presencia llena de colorida gracia, apoyada en el puro talento de sus intérpretes, ya que en muchos aspectos es un antishow en el que se prefieren los elementos descoloridos de una compañía antigua, itinerante, con sus viejas cortinas, su ropa un tanto ajada, a la contra de la luminosidad de los circos con sus lentejuelas y sus trapecios. En esa tendencia deconstructiva elaboran su gracia, como si surgiera de la pobreza de tantos artistas al margen del sistema, recorriendo calles y teatros, campos de batalla donde hay niños y adultos que necesitan reír para vivir algunas horas más al margen de las bombas, como si la vida pudiera ser algo más que una existencia miserable. Como a la sombra del Nobel Samuel Beckett y su «Esperando a Godot», estos Rhumans que oscilan entre el sentimiento trágico de la vida y la pura alegría de quienes rompen esquemas entre carcajadas. Carcajadas libres de ataduras, que une a la gente sin importar edad ni condición.

 

Niños traviesos que al fin juegan a lo prohibido de pintarse la cara y partes del cuerpo con un rotulador negro. ¡Y qué bien se lo pasan no más empezar el show!
Payasos músicos y uno de ellos transformista, parodia sensacional de mujer fatal, tirando a fatalmente payasa mientras con su propia voz canta un clásico del tango arrabalero argentino: Se dice de mí… «que soy chueca, que camino a lo malevo…»

Intérpretes: Joan Arqué, Roger Julià, Piero Steiner, Pep Pascual, Mauro Paganini
Autoría Rhum & Cia Jordi Aspa

Dirección Jordi Aspa

Dirección musical Pep Pascual
Composición musical Pep Pascual – Mauro Paganini
Movimiento  Magí Sierra
Dirección técnica Xavi Xipell “Xipi”
Dirección de producción Carles Manrique (Velvet Events)
Escenografía  Rhum & Cia, Adrià Pinar y Víctor Peralta
Vestuario Elisa Echegaray Paca Naharro
Diseño de Iluminación Quico Gutiérrez
Diseño de sonido / concepción sonora Marc Santa
Diseño de vídeo  Miguel Ángel Raió
Regiduría Lluc Armengol
Fotos © Martí E. Berenguer © Pep Gol Maria © Suleymanova

Espectáculo en coproducción con Velvet Events – Grec Festival de Barcelona – Teatre Lliure
Agradecimientos  Andrés Lima y Marduix Titelles

Teatro de la Abadía, del 8 al 19 de mayo 2019

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