El violín de Patrick
Por Àngels S. Amorós
Quentin Blake (texto e ilustraciones), Jorge de Cascante (traductor): El violín de Patrick. Barcelona: Blackie Books (Little Blackie), 2019, 44 pp. A partir de los 5 años de edad. Original: Patrick, 2010.
Patrick demuestra lo muchísimo que necesitamos la música, la fantasía e historias como la suya para hacer de nuestro mundo un lugar más bonito y divertido. Un lugar mejor.
Embarcarse en la lectura de un libro firmado por Quentin Blake es una propuesta segura de calidad, humor y valores implícitos. Pero no solo porque obtuvo el Premio Hans Christian Andersen, considerado el Premio Nobel de la Literatura Infantil, sino porque su eficacia está más que probada en los muchos libros que ha publicado. En este caso, el conocido ilustrador de la mayor parte de obras de Roald Dahl es el autor del texto y de las ilustraciones de una historia singular que destaca por su ingenio y sencillez.
Patrick es un joven que compra un violín en un mercadillo de antigüedades y a partir de entonces todo a su alrededor cambia para mejor. Dejando de lado tópicos como que la música tiene la particularidad de amansar a las fieras, este libro nos demuestra la facilidad de transformar el mundo en un lugar más colorido, amable y divertido. Ese instrumento, que él aprende a tocar muy rápido, consigue hechos tan extraordinarios como que las vacas dancen y que los peces emprendan el vuelo y se dispongan a seguirlo. Y eso no es todo; los pasteles más deliciosos se pueden comer directamente de los árboles acompañados de tostadas recién hechas untadas de mantequilla y otros manjares típicos para la hora del té.
Los niños que presencian todo lo que con su violín Patrick es capaz de crear lo siguen como si fuera el flautista de Hamelin, pero con diferente propósito; porque Patrick no busca beneficio propio y mientras se pasea con el violín se dedica a observar y a escuchar a las personas con las que se encuentra. La confianza que depositan en él les permite desde curar un catarro hasta borrar los estragos del hambre haciendo sus cuerpos más orondos.
Vacas, peces, niños y el resto de personas le acompañan en una alegre comitiva testimonio de sus buenas obras. Una alegoría sobre la la importancia de la música, del arte en general y de la magia en particular para hacer de nuestro mundo un lugar agradable de habitar con la ayuda atenta y desinteresada de nuestros semejantes.
Encuadernado en tapa dura con el nombre del autor en letras doradas en relieve y con magníficas ilustraciones a todo color en su interior, nos encontramos con un libro de colección que hará las delicias de lectores de todas las edades.