Arenas movedizas (Quicksand) (2019), de Per-Olav Sørensen – Crítica Serie TV

 

Por Jaime Fa de Lucas.

Serie sueca sobre una matanza en un instituto cuyo título, Arenas movedizas, bien podría referirse a sus cimientos. El desarrollo empieza siendo correcto, con personajes bien definidos y cierta intriga, pero poco a poco el impacto dramático de la tragedia se va viendo eclipsado por una historia de amor adolescente que no tiene ninguna profundidad y que por momentos se aleja demasiado de su núcleo.

Las interpretaciones de Hanna Ardéhn y Felix Sandman son buenas. El minimalismo estilístico logra generar una atmósfera fría, de colores poco saturados, que refleja los aspectos grises de la vida de los protagonistas, pero ese minimalismo se adhiere al desarrollo narrativo y acaba faltando sustancia.

Lo más reprochable es que no se indaga lo suficiente en la psicología de los personajes como para justificar una matanza. Los motivos del asesino no están desarrollados a nivel intelectual o ideológico. De hecho, da la sensación de que la matanza es una excusa para contarnos la historia de una joven y su novio rico que tiene problemas con todo lo que le rodea. Arenas movedizas tampoco evita caer en clichés típicos como el del inmigrante inteligente que saca buenas notas y –aviso de spoiler– le quita la novia al rico elitista que lo tiene todo y desprecia al resto.

Seguramente te vas a encontrar cosas peores en Netflix, pero es una lástima que una serie con una premisa tan interesante y una atmósfera tan bien construida acabe decepcionando.

 

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