Guava Island (2019), de Hiro Murai – Crítica
Por Jaime Fa de Lucas.
El polifacético Donald Glover vuelve a las andadas con esta Guava Island, que perfectamente podría haberse titulado «Glover Island», ya que es un proyecto de vanidad que apenas ofrece algo interesante para los amantes del cine. Una colección de videoclips improvisados de las canciones de Childish Gambino –alter ego musical de Donald Glover– a los que se ha intentado meter una historia con calzador. Las ideas son básicas y los personajes, salvo el del propio Glover, son meros muñecos que pululan por el entorno sin aportar nada; ni siquiera se aprovecha a Rihanna, que aparece en pantalla de forma anecdótica, casi como para justificar que su nombre figure en los créditos –con el consiguiente reclamo publicitario–. Lo único salvable es la fotografía de Christian Sprenger grabada en 16mm, con una textura granulada y unos colores muy agradables.
Pensándolo detenidamente, no me atrevería a decir que Guava Island es una película como tal, más bien parece un anuncio cuyo objetivo es dar a conocer y/o aumentar la popularidad de Childish Gambino. Este tipo de ejercicios propagandísticos tan evidentes me resultan especialmente repugnantes y más si intentan esconderse detrás de una supuesta lucha contra la explotación y el capitalismo a través del arte. Es bastante paradójico que algo que quiere ser anticapitalista cuente con «emplazamiento de producto» por todas partes.