Consagración de la dignidad ante el abuso de poder. Espléndido Lope por el Teatro Clásico de Sevilla
Por Horacio Otheguy Riveira
Sólo cuatro días en Madrid con el Teatro Clásico de Sevilla, del 16 al 19 de abril 2019. Una feliz experiencia con una Compañía que siempre aporta valiosas perspectivas a textos de gran riqueza. Estrenada con gran éxito en 2015, La Estrella de Sevilla, de Lope de Vega, es una de las tragedias referenciales de nuestro teatro del Siglo de Oro. Estamos ante una pieza contundente que ficciona sucesos históricos acaecidos en Sevilla. Nos situamos en el siglo XIII. El Rey Sancho el Bravo, hijo de Alfonso X el Sabio, llega por primera vez a esta ciudad y como suele, busca afanosamente bellezas femeninas para saborear a gusto. Así, transitando por las calles de la hipnótica ciudad, descubre a cierta distancia la belleza de Estrella Tavera. Pondrá su deseo por encima de todo en una carrera que siembra tragedia a su paso.
Teatro de intenso romanticismo con notable pátina de teatro político en la versión de Alfonso Zurro, quien a su vez la pone en escena respetando la época con una dinámica sumamente interesante en el reflejo del autoritarismo criticado por Lope en 1630, y alcanzando la actual mirada sobre el afán de los poderosos que compran favores que faciliten su caza y captura de mujeres desvalidas.
Tras la reposición en Madrid —el pasado verano— del magnífico Hamlet de esta Compañía, llega ahora gran parte de su reparto con este Lope de Vega singular, de concepción brechtiana, con siete intérpretes (en lugar de los 15 del original), entre los que destaca un narrador, y evidente teatro en el teatro desde el comienzo tras la llamada esencial: «Pasen ahora los comediantes». Un enfoque en el que Lope de Vega navega con libertad y lealtad a partes iguales, porque el arte del dramaturgo y director Alfonso Zurro —una vez más en perfecta alianza con el diseñador de vestuario y escenografía, Curt Allen-Wilmer— proyecta con gran conocimiento de causa la voz y el mensaje lopistas desde una dinámica de teatro contemporáneo. El texto se expande entre versos de profunda riqueza, con notables espacios para que sus luces y sombras se divulguen conformando un circuito escénico en el que nunca se pierde la atmósfera original.
Las peripecias de un rey indigno, acostumbrado a jugar al aquí te pillo-aquí te someto con cuanta joven se le antoje, genera miseria y dolor por donde asome su infinita capacidad de codicia. Sólo auspiciado por sus éxitos militares, pero emocionalmente atrapado en una discapacidad siniestra —aunque cómica cuando fracasa—, su majestad es un villano ruin que recuerda al Arturo Ui de Bertold Brecht, parodia de Hitler convertido en un gángster de Chicago. Pero esto sólo como concepción ideológica, ya que en ningún momento se rompe la cadencia de Lope de Vega ni el discurrir del argumento en el que las estrategias del monarca para disfrutar del cuerpo de Estrella Tavera permiten presentarnos a otros personajes cuya dignidad a prueba de adulaciones y corrupción se exponen en un victorioso homenaje a la honradez… y en definitiva al amor como una fortaleza inexpugnable.
«Es interesante observar, que aunque la acción se sitúa en el siglo XIII, tiene un claro reflejo en la época en la que se escribió, en torno a 1630. El Rey Felipe IV y su valido Olivares visitaron Sevilla en 1624. Por lo que La Estrella sí tiene una clara intencionalidad política para su momento. Es evidente que traslada una serie de consejos sobre los problemas de una monarquía absolutista y caprichosa.
La obra no esconde su posición crítica con el soberano en subterfugios ni barroquismos. Es directa, clara, sin ambigüedades. Estamos ante un planteamiento donde frente al poder absoluto medieval aparece la concepción moderna del ciudadano. Porque los súbditos empiezan a exigir sus derechos ante las arbitrariedades despóticas de sus monarcas.
Estrella es la luz, de ahí su nombre, que ha permanecido ciega y oscura sin intuir la verdad durante buena parte de la obra. Pero en el último tramo, brilla incandescente y nos ilumina para que gracias a su luminosidad lleguemos a la anagnórisis (reconocimiento) y a la peripecia final. Pasos necesarios para que esta tragedia nos purifique como individuos y nos prevenga ante sucesos parejos con aquellos a los que hemos asistido». Alfonso Zurro.
Espectáculo galardonado con 2 Premios ADE 2015:
Premio ADE de Dirección Escénica: Alfonso Zurro
Premio Joseph Caudí de Escenografía 2015: Curt Allen Wilmer
Espectáculo galardonado con 4 Premios Teatro Andaluz – SGAE 2015: Dirección, Adaptación, Escenografía e Iluminación
Nominaciones a los Premios Max: Mejor Escenografía y Mejor Vestuario
Versión y dirección: Alfonso Zurro
Estrella Tavera: REBECA TORRES
Rey Don Sancho: MANUEL MONTEAGUDO
Busto Tavera: MONCHO SÁNCHEZ-DIEZMA
Don Sancho Ortiz: PABLO GÓMEZ-PANDO
Don Arias: ANTONIO CAMPOS
Corifeo/Alcalde: MANUEL RODRÍGUEZ
Natilde: ALICIA MORUNO
Producción: Juan Motilla y Noelia Diez
Diseño vestuario y escenografía: Curt Allen Wilmer (AAPEE)
Diseño de iluminación: Florencio Ortiz
Diseño de música: Jasio Velasco
Diseño gráfico y fotografía: Luis Castilla
Ayudante vestuario y escenografía: Eva Moreno
Ayudante dirección y regiduría: Pepa Delgado
Técnicos: Carmen Mori, Tito Tenorio, Enrique Galera
Distribución y comunicación: Noelia Diez
Teatro Clásico de Sevilla. Teatro de la Comedia Sala Principal. 16-19 abril.