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Una bIblioteca digital mundial de autores desconocidos

JESÚS MILLÁN.

BDM o la Biblioteca Digital Mundial, es una biblioteca mundial construida por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y por la UNESCO, y su finalidad, es que todas las grandes bibliotecas y archivos del mundo vayan subiendo o publicando en Internet, de forma digital los grandes tesoros bibliográficos de la humanidad.

Nadie puede negar que esta iniciativa es loable y elogiable y absolutamente necesaria, pero la pregunta que planteo es la siguiente: ¿Se necesitaría una biblioteca digital mundial de autores y de obras, no de primera fila, sino de tercera o quinta fila de sus respectivos países o sociedades o culturas o lenguas o saberes?

¿O dicho de otro modo, autores, en los distintos campos de la cultura, que realizan sus obras, con mayor o menor valoración en su tiempo o en su época deberían buscarse modos y maneras, y la tecnología lo permite, de intentar que sus obras no se pierdan, sean en un campo del saber o sean en otro, si no de forma material al menos en forma de documento visual o fotográfico?

Nadie puede negar, que entre tanta producción, la inmensa mayoría puede ser mediocre, pero también que entre tanta producción cultural como se produce en el mundo, hasta ahora ha sucedido que por casualidad, más bien por azar, más que causal, ciertas figuras estaban condenadas a desaparecer, léase Kafka, Pessoa, Dickinson, Porchia, Maier, Modigliani, Van Gogh  y, en los demás terrenos o especialidades lo mismo, y tuvieron ese momento último de suerte o de azar positivo y no se perdieron o destruyeron.

Ciertamente, no conocemos lo que se habrá perdido, que quizás cincuenta años después de la producción de esa obra, o del fallecimiento del autor, se habría valorado como positivo, pero en el fondo nadie o casi nadie sabía que se produjo. O podría servir como documentación en el ámbito local o comarcal o provincial o regional

En los terrenos de la cultura y de la creación e investigación cultural, sea en ciencias, filosofía, artes, teología, cultura en general, existe mucha competitividad entre autores, y todos los demás niveles que conforman hoy la cultura: empresas o promotores, crítica, revistas, directores de museos o de fundaciones, editoriales, revistas científicas, cátedras universitarias, etcétera y etcétera…

Es difícil entender y comprender, en un mundo que tanto valora el reciclaje de objetitos materiales, o el doble uso o transformación de materiales para reciclar, en general en el mundo de la cultura, por razones diversas, no todas positivas, no todas debidas al azar, ni a la desidia, sino quizás programadas, por esa conciencia, de evaluación y crítica tan absoluta que existe en los terrenos culturales, es decir, el que vale o el que no vale, el que debe permanecer y la obra y la que no lo debe hacer, el que sí y el que no…

En los terrenos culturales, me temo se pierde mucha producción cultural, no solo hecha, sino la que podría realizarse y, la materializada se va destruyéndose a lo largo del tiempo, incluso en vida de los autores, aún más, especialmente después, los herederos no saben que hacer, los propietarios o guardadores de esas obras, sean literarias o filosóficas o artísticas, si no ven aprecio por el público o entendidos, al final, se van deteriorando y destruyéndose…

La historia ha mostrado y demostrado hasta la saciedad, que el valor de una realidad equis, puede ser diferente en el tiempo que se crea que cien años después. Siempre se pone el ejemplo de la Torre Eiffel de París, construida y realizada para una decena de años, y cuándo se construyó sufrió una crítica negativa tremenda, y hoy, es el símbolo esencial de Paris, incluso de Francia.

Por lo cual, nadie, guste o disguste, nadie sabe el valor de una realidad cultural, nadie, igual que nadie sabe que tal autor, en tal campo o en tal otro, sea científico o filosófico o artístico o teológico, lo que podrá hacer dentro de diez o treinta años. Porque ese es el misterio del azar y las circunstancias y las causas, y la valoración diferente de los tiempos…

¿Qué hacer ante esta realidad, que casi todo el mundo ignora? ¿Al final como dice la Biblia, el Espíritu nadie sabe de dónde viene y hacia dónde va, o en quién se reposa y habita en él? ¿Qué hacer entonces?

La solución es fácil, con los sistemas de conservación de datos y documentación de la informática y de Internet hoy, pues conservar todo lo posible, lo que los autores envíen a esos repositorios o base de datos, y así, dentro de equis tiempo, dentro de cien años, haya datos suficiente, de los mil poetas que existieron en tal provincia o territorio y no solo de cien, por poner un ejemplo.

Solución posible, que todo museo o universidad o facultad o fundación o ayuntamiento o biblioteca conserve, de su territorio y su especialidad todo lo que se le envíe, que esté registrado por el problema de la propiedad. Y así de ese modo, en cada territorio se conserve, todo lo que se produce, si el autor desea conservarlo en esas bases de datos.

Y cómo elemento final, estudiar si sería conveniente, una Biblioteca Digital Mundial de autores de quinta o décima fila, para conservar millones de materiales, aunque fuese informativamente… Sería conveniente que la Unesco promocione e incentive esta idea a nivel mundial, buscar la conservación de todos los materiales culturales, no de primera fila, sino de quinta o décima en cada especialidad o materia, empezando por dónde quieran hacerlo.

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