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Universos paralelos: J.K Rowling, lejos de la magia y en la TV

ANA BELÉN JARA.

Hablamos de Una vacante imprevista, una novela para adultos estrepitosa: Como comienza, termina. Un desarrollo extenso, con múltiples enfoques que se delinean desde los detalles macabros de una mente enferma, a los inocentes pensamientos de un niño. Lejos de la magia, la escritora J. K. Rowling nos invita al interior de las casas de un pequeño pueblo de Inglaterra, “con su plaza adoquinada y su antiquísima abadía”, que al parecer es “un lugar idílico en el que la vida transcurre con plácida tranquilidad”. Pero nada es lo que parece.

Esta historia llegó a la TV en el 2015, bajo el formato de miniserie dramática (por la BBC y HBO). Ya es sabido, en la televisión como en el cine, los formatos mutan a nuevas estructuras, las historias se reciclan y se acuden a otras ideas, donde escritores de literatura participan más a fondo: las adaptaciones, y la escritora de esta novela es especialista en este tema (Harry Potter), por lo que supervisó el proceso de transposición con el director Jonny Campbell y la guionista Sarah Phelps.

La historia se adapta en tres capítulos en los que podemos reconocer la clásica estructura de “Los 3 actos” distribuida entre los episodios. Esto no es extraño pues “por su estructura narrativa, la miniserie resulta similar y cercana al telefilm, sólo que de mayor duración” (Carrasco Campos, 2010).

La trama ocurre en pueblo en guerra que se oculta detrás de una hermosa fachada: los ricos contra los pobres, adolescentes contra sus padres, esposas en contra de sus maridos,  profes contra sus alumnos. Cuando Barry Fairbrother, un miembro del consejo parroquial, muere la trama se pone en marcha: Hay una vacante en el consejo de Pagford. Este pueblo construyó una urbanización de viviendas de protección oficial y el problema es que algunos vecinos quieren desentenderse de esta urbanización y cerrar la clínica de rehabilitación, mientras que otros quieren ayudar a sus habitantes a superar problemas como la drogadicción.

El universo filosófico de la miniserie se focaliza en las relaciones entre los diferentes personajes: Competidores, padres e hijos, amigos, vecinos. La trama de la novela, sin embargo, trasciende estas relaciones y profundiza aún más en temas como la violencia familiar, el alcoholismo, el sexo, el acoso, la autolesión, etc.

La descripción de los personajes y de las subtramas que narra Rowling son sumamente extensas, y adaptarlas mediante la imagen fue todo un desafío. Es aquí donde los recursos audiovisuales juegan un rol central: la interpretación de los actores, las transiciones, los flashbacks. Poner en imágenes las palabras. Por otra parte, la musicalización de sus escenas logra transportarnos a las emociones de aquellos personajes que, como apreciamos al leer la novela, son sumamente profundos.

Entre los aportes más relevantes de su adaptación reconocemos el acierto del director al elegir un narrador diferente: En la novela, el narrador es omnisciente y se instala en los pensamientos y sentimientos de los personajes. Pero como Barry ha muerto, es el personaje que más desconocemos. En la miniserie, en cambio, el narrador se focaliza en él: Desde el comienzo observamos sus lazos de amistad, complicidad y relaciones con otros personajes. El director también hace uso de los flashbacks para  compartirnos una óptica diferente a la que tenemos como lectores.

Aun así, algunos personajes han sido suprimidos y sus historias afectaron al desarrollo de otros personajes que se “aplanaron”. Como consecuencia, por ejemplo, la curva de dramatismo se pierde en el gancho entre el segundo y tercer capítulo, conduciendo así a un final demasiado rápido, demasiado corto, demasiado “light”.

La violencia, el sexo y los abusos, universos filosóficos de la novela, se ven implícitamente. Lo explícito desaparece. En definitiva, el resultado es una serie compuesta por todos los recursos actorales, estéticos y musicales necesarios para hacer una gran obra maestra pero al tratarse de un género tan particular como las miniseries, el ritmo se pierde. Sin embargo se constituye como una ocasión perfecta para conocer la otra cara de la autora de Harry Potter, donde lo humano y lo imperfecto que somos, aflora.

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