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¿Podrás perdonarme algún día? (2018), de Marielle Heller – Crítica

 

Por Irene Zoe Alameda.

¿Podrás perdonarme algún día? es el resultado de varios años de búsqueda de financiación por parte de los productores –Anne Carey, Amy Nauiokas y David Yarnell– quienes llegaron a contar con una carta de interés de la actriz Julianne Moore para el papel principal. Cuando por fin la ansiada financiación llegó, Moore se había descolgado del proyecto –y con ella Nicole Holofcener, quien renunció a dirigir su propio guion– y Melissa McCarthy pasó a ocupar su lugar. A primera vista no son actrices sustituibles, y sin embargo, para encarnar el papel de la alcohólica y controvertida Lee Israel, sí lo son.

Una vez McCarthy aceptó participar en la producción, ésta echó a rodar y se enriqueció con la participación de Richard E. Grant, hoy nominado al Oscar a mejor actor de reparto por su papel de Jack Hock, el amigo y colaborador de Lee Israel en su trama de venta de cartas falsificadas de escritores famosos.

La cinta no es, ni mucho menos, excepcional, pero sí despierta el interés del espectador desde el primer minuto y lo aterriza con equilibrio en un desenlace acorde con el anodino desarrollo de la trama. Probablemente la película destaca más por lo que evidentemente falta en ella que por lo que recoge: la difícil lucha por la supervivencia de una autora fracasada y cincuentona en el Manhattan de los noventa.

En una obra que repasa un episodio clave y traumático en la vida de una escritora, episodio que la llevó a ser portada de los principales periódicos estadounidenses en un sonado juicio por la falsificación y venta de cartas de autores consagrados, el corte final de la película ha eliminado todo el tratamiento literario que el guion, adaptación de las memorias de Israel, sin lugar a dudas contenía. Desde luego, si hay algo que despertaba el interés de quienes esperábamos conocer de cerca el caso Israel era precisamente cuáles fueron los elementos literarios que genialmente captó la falsificadora, hasta el punto de convencer a decenas de coleccionistas de que aquellas cartas eran verdaderas. Nadie, ni siquiera el agente del FBI que dirigió la investigación que la hizo caer, discute a Israel su afirmación al final del juicio: “considero mis cartas [de los escritores suplantados] mi mejor trabajo literario”.

Pues bien: en el filme no queda rastro alguno de esa búsqueda artística, ni de esos audaces hallazgos literarios que sí están presentes en el libro en el que se basa el guion. Es este un caso claro de “poda” de los distribuidores y agentes de ventas, que han sacrificado una obra interesante y especial en aras de un artefacto vendible bajo el paraguas de la fama de Melissa McCarthy, la actual reina de la comedia americana.

Si bien es cierto que sorprende encontrarse a esta última en su primer papel “serio” hasta la fecha, ¿Podrás perdonarme algún día?, limitada a una sucesión de secuencias costumbristas, es aburrida y una oportunidad perdida de conocer mejor los entresijos de la mente de una escritora devenida en simpática criminal.

 

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