Versión teatral de «El idiota» de Dostoievski con dirección de Gerardo Vera

El nuevo montaje de Gerardo Vera para el teatro María Guerrero es un prodigio de relectura y actualización de una obra que cumple ya 150 años de antigüedad. El director no solo evita con mano férrea que sus actores caigan en todos los convencionalismos que se extienden como un reguero de vulgaridad y tedio por los escenarios españoles, sino que consigue reivindicar la vigencia de un texto novelístico a primera vista obsoleto.

En El idiota, Dostoyevski dota a su protagonista, el discapacitado intelectual príncipe Myschkin, de una visión desprejuiciada que le impide captar y compartir los códigos sociales de la época. Eso lleva al personaje a conectar con la profunda tristeza de la cortesana Nastasya Filipovna, del mismo modo que le conduce a tomar por generosidad la caridad de unos parientes que en realidad viven a su costa, o a encontrar un amigo en un asesino. Sin embargo, gracias a la adaptación que firma José Luis Collado, la intención del autor queda despojada de artificio y se pone de manifiesto, con creciente densidad dramática, cómo la visión del mal llamado idiota es en realidad una visión presciente de la ética dominante del futuro – de hoy.

Así, ante los ojos del espectador, se van levantando dos dramas paralelos: el que viven los personajes, anclados en la segunda mitad de la Rusia del siglo XIX, y el que observamos todos compartiendo el mismo punto de vista del idiota. La que para ellos es una mala mujer es para Myschkin y para nosotros una víctima del abuso machista; los respetables caballeros son en realidad unos ladrones… e idiotas somos todos nosotros, incapaces de entender, una vez la imparable tragedia se ha desencadenado, “cómo hemos llegado hasta aquí”.

Fernando Gil, un actor superdotado para el drama (aunque la televisión abuse una y otra vez de su innegable vis cómica), encarna a un príncipe Myschkin antiguo y moderno, que evoluciona con una coherencia desgarradora hacia el abismo del que, como en las grandes tragedias, creía huir. Le da la réplica Marta Poveda, otra de las grandes actrices de nuestro teatro, que logra redimir a la denostada Nastasya, y lo hace dotando de dignidad a un personaje que a menudo ha sido reducido a mero elemento conductor, repositorio de una buena carga de misoginia.

Pero los elogios no se acaban aquí, porque la dinámica que se establece entre todos los actores, unida a una puesta en escena (Gerardo Vera) y un vestuario (Alejandro Andújar) tan impecables y sencillos como elegantes, hace que la obra progrese ligera pese a la enorme densidad del texto y del drama en el que se adentran los personajes, hasta desembocar en una catarsis insospechada.

Es un privilegio contar con El idiota en Madrid hasta el 7 de abril. No se la pierdan.

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Teatro María Guerrero, del 20 de febrero al 7 de abril de 2019