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Lola López: » ‘ Melocotones de piña’ nace de un relato que escribí hace tiempo»

SONIA RICO.

Lola López de Lacalle, ha escrito en esta, su primera novela, una historia que no es real pero que podría haber sucedido perfectamente.

Está situada en la sierra de Cantabria, un paisaje que le toca de cerca y que como ella ha declarado le pareció ideal para situar esta historia que tiene como eje vertebrador la amistad, más allá de la muerte, entre dos mujeres.

Melocotones de viña (2018, Txertoa) nos cuenta la historia en la postguerra de Pilar y Paulina, dos mujeres sencillas de un pueblo de la Rioja, religiosas y cumplidoras, que por cosas del destino comparten un secreto horrible. Una de ellas, viuda, con dos hijos, después de la muerte de su marido a manos de los falangistas, y madre de doce hijos, la otra, construirán una amistad pura y verdadera basada en la lealtad para protegerse a ellas mismas y a su familias.

Serán la una para la otra como los melocotoneros de viña que se plantaban en las vides para detectar enfermedades indeseables que puedan malograr las viñas. Dos mujeres extraordinarias y una bella metáfora de su relación.

-Lola, sé que ya has aclarado que la historia no es real pero me gustaría saber qué hecho o cual fue la chispa que hizo que se gestara en tu mente y cuando y porqué decidiste hacerla novela.

La idea original surgió de un relato que escribí hace un tiempo, en el que una hija vuelve al pueblo a recoger la casa de su madre muerta.

Ese es para mí, uno de los momentos más difíciles y emotivos de la vida y creo que puede resultar insoportable sin la presencia de una hermana, una tía, o alguna mujer que te quiera y sea capaz de conmoverse con tus mismos recuerdos. A partir de ahí fue evolucionando, aunque siempre la he concebido como una historia de solidaridad entre mujeres.

Tenía claro que quería hablar de solidaridad y de mujeres y pensé que la postguerra era una buena época para situarla, porque en momentos de crisis y catástrofes, las mujeres junto con los niños somos las grandes perdedoras. Después surgió la metáfora de los melocotones de viña, que ejercían de guardianes de la vid preservándolos del oídio y dando la voz de alarma cuando el hongo la atacaba y vi con claridad que ahí estaba la novela.

Este hecho fue determinante a la hora de situar la trama en la Rioja Alavesa, concretamente en Laguardia. Tenía la historia en la cabeza y pensé que bien merecía una novela, que a pesar de no ser una historia real, bien pudo suceder.

-Es tu primera novela, has tardado tres años en escribirla. ¿Has tenido apoyo de algún tutor, grupo de trabajo…? O te lanzaste tu sola a su construcción.

Pertenezco a la Asociación Literaria ALEA, en la que además de Talleres de Escritura Creativa para adultos y niños, contamos con una tertulia literaria, clases magistrales de autores reconocidos y cualquier actividad relacionada con la literatura.

Fue precisamente en el taller de novela, impartido  por el escritor y periodista Alex Oviedo, dónde comencé a escribir Melocotones de Viña.

Trabajaba en casa y cada quince días llevaba lo escrito al taller, dónde se sometía al criterio del profesor y los compañeros. He aceptado algunas aportaciones, he desechado otras y he seguido adelante pese a que mi trabajo  no siempre fue entendido.

A pesar de esto, la novela ha salido adelante, porque no soy una persona que se dé fácilmente por vencida y porque  desde el principio he creído en mi trabajo.

-¿Cuáles han sido las principales dificultades a las que te has enfrentado en este reto?

Fundamentalmente la falta de tiempo que no me permitía estar conectada de forma continuada a la novela. El resto ha ido surgiendo. A veces con cuentagotas y otras de manera más fluida.

Cuando pude ponerme a escribir de seguido y estas mujeres formaron parte de mí día a día, todo fue más fácil.

-¿Has necesitado documentarte mucho para la escritura?

He disfrutado mucho con el proceso de documentación y me he encontrado con historias enternecedoras como la de las carboneras de la Sierra de Cantabria. Hasta ahora solo conocía el trabajo de los carboneros que quedó reflejada en Tasio, la película de Montxo Armendáriz, pero del que hacían las niñas, nada sabía. Me ha encantado conocer la historia de estas niñas, que con apenas nueve años cruzaban  de noche la Sierra de Cantabria, para vender el carbón al otro lado de la montaña.

Y respecto a la época y el lugar en que la historia se desarrolla, me he encontrado con mucha documentación de la época.

 

-¿Crees que las mujeres ahora debemos estar más unidas que nunca?

Sin duda. Nuestras reivindicaciones no tienen marcha atrás. Nuestro grito ha de ser poderoso para que de una vez por todas nos oigan y sepan que no somos cuatro aventadas. Reclamamos lo que por derecho nos corresponde.

 

-El libro tiene imágenes realmente bellas, el paisaje, las viñas…parece que esta es la parte que destila poesía a la historia.

Es que el paisaje de Rioja Alavesa es poesía pura, especialmente el de la sierra de Cantabria. Imagina una cadena montañosa donde en la cara norte se suceden los bosques de hayas y robles, las cascadas y los ríos y la  cara sur que es la que da a Laguardia, está revestida de piedra caliza. El viento empuja las nubes desde la cara norte y las deja suspendidas en lo alto de la montaña como si fuera una catarata a punto de derramarse sobre los viñedos. Los diferentes colores con que el sol pinta las piedras de la montaña,  los viñedos en constante cambio, ese campo que huele a tomillo y romero, los pueblos amurallados, sus callejas estrechas y llenas de encanto, los dólmenes… y su gente. ¿Cómo no se me iba a escapar la poesía por todos los lados, ante algo así?

-Aparece un personaje interesante, en mi opinión, uno de los grandes aciertos de esta historia, Luigi, háblanos de cómo surgió.

Luigi es uno de esos milagros que a veces surgen cuando te pones a escribir. El personaje iba a tener una proyección mucho menor, pero de pronto cobró vida, se atrincheró en la historia y no hubo manera de echarlo. Yo quería hablar de los italianos que durante la guerra civil estuvieron por la zona. De hecho en Laguardia existía un lugar de descanso para ellos cuando no estaban en el frente.

En general, dejaron un buen recuerdo en la población. Daban comida a los niños y eran atentos y educados. De ahí surgió Luigi.

El papel que le había asignado era corto, pero en cuanto lo conocí me cautivó y me di cuenta de que tenía mucho que ofrecer y requería de un recorrido mayor del que había imaginado para él.

Me alegro que coincidamos, porque también yo considero que fue un acierto.

 

-La acción situada en un pueblo donde todos se conocen me hace pensar en una frase: “Pueblo chico, infierno grande”,  ¿la suscribes?

Bueno… A medias. Puede ser una bendición y todo lo contario.

En esos pueblos todos se conocen y conocen a los padres y a los abuelos, incluso han oído hablar de las generaciones anteriores y saben cuál es la ideología de cada familia. Además, solo han pasado cuatro generaciones desde que acabó la guerra, por lo que hay que ser muy cuidadoso con ciertas cuestiones, porque efectivamente en esos “Pueblos chicos” que tú mencionas, han de convivir el presente y el pasado.

-En la recta final de la novela hay una frase de Marina. ¿El tiempo pone las cosas en su sitio, solo a veces?

(…)La vida da vueltas y más vueltas y a veces las cosas se colocan solas. Pero solo a veces (…) Sí. Solo a veces. Me gustaría ser más optimista en esta cuestión, pero a los desheredados nunca se les encaja nada.

 

-No puedo dejar de preguntarte por las cartas. Al final, esas misivas guardadas aclaran muchas cosas, dan información…ahora ya hemos perdido la costumbre de enviarnos cartas ¿en qué medida perdemos la oportunidad de conocer el pasado?

Hemos perdido la intimidad de lo que nos pertenece. Pocos escriben cartas, algún romántico debe quedar por ahí  y no veo a los padres jóvenes contando a sus hijos: “tu bisabuela fue así” o “tu abuelo hizo esto o lo otro”. Vivimos en la cultura de la inmediatez, no hay tiempo para escribir, ni contar. Si necesitamos encontrar algo lo buscamos en Internet. Así que no descarto que dentro de unos años busquemos información sobre los que nos precedieron en las redes sociales o  en Internet.

-¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Continúo moviendo la novela dentro y fuera de Euskadi. Tengo mucho interés en que esta historia se conozca fuera del País Vasco, porque aunque la ubico allí, creo que pudo suceder en cualquier lugar de la geografía española. Así que donde me llaman voy.

Por otra parte, hace apenas unos días he comenzado a escribir, lo que pretendo sea otra novela. Lo he hecho por pura necesidad. Todo esto de la promoción está muy bien y estoy encantada de que la novela se conozca en cuantos más sitios mejor, pero es que ya necesitaba volver a escribir y curiosamente me está costando mucho meterme en la historia. Así que voy a tener que pasear mucho y emborronar muchas hojas, pero en algún momento encontraré el camino.

 

-Gracias, Lola

-Gracias a ti Sonia.

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