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«Linda Vista», lo último del siempre interesante Tracy Letts

Por Ana Riera

Hace unos años, concretamente en el 2009, el teatro Valle-Inclán programó una obra de uno de los dramaturgos más significativos del panorama teatral actual. Nos referimos a Tracy Letts y a su galardonada obra Agosto (el condado de Osage). El montaje en cuestión, dirigido por Gerardo Vera e interpretado por Amparo Baró (su último papel sobre las tablas; cómo se la echa de menos), Carmen Machi, Alicia Borrachero, Clara Sanchis e Irene Escolar, entre otros, enamoró por igual a público y crítica.

Uno de los principales rasgos identificativos de Letts es que es capaz de transformar la tragedia en comedia gracias a su lenguaje mordaz e irónico, que despierta la risa entre el público incluso ante situaciones realmente duras e inquietantes. Diez años después del que fuera uno de los grandes acontecimientos de la temporada, vuelve a demostrarlo con su última obra, Linda Vista, programada en ese mismo teatro, aunque en esta ocasión en la Sala Francisco Nieva.

Dick Wheeler (Toni Cantó), un cincuentón que tras dos años de penoso tira y afloja con su ex se ha divorciado y mudado a su nuevo apartamento, se ve obligado a empezar de nuevo. Solo y desorientado, deberá decidir cómo rehace su vida. Puede seguir ocultándose tras el cinismo para no enfrentarse a sus frustraciones, tanto a nivel personal como profesional, o puede darse una nueva oportunidad y retomar los sueños a los que renunció tiempo atrás tal vez por cobardía, tal vez por falta de convencimiento.

Cuatro son las mujeres que nos ayudarán a descubrir quién es ese hombre y qué va a hacer con su vida.  Por un lado está Julia (Ruth Gabriel), una coach personal con la que la mejor amiga de Wheeler intentará emparejarle pensando que puede ofrecerle  otra oportunidad a nivel sentimental. Por otro Minnie (Nuria Herrero), una vecina veinteañera que se ha quedado embarazada de un novio drogadicto y alcohólico, que lo hipnotizará con su sensualidad desbordante. Por otro, Anita (Almudena Cid), la dependienta a veces soñadora y a veces conformista que trabaja con él y que le mostrará que hay que estar abierto a lo que te ofrece la vida. Y finalmente Marge (Ylenia Baglietto), su mejor amiga, que lo conoce bien pero que se deja llevar por sus propias frustraciones y desengaños.

Completan el reparto el marido de Marge, Paul (Emilio Buale), que a su vez también está algo perdido; y Michael (Alfonso Delgado), el jefe amargado y machista de Wheeler y Anita. En cuanto a la propuesta escenográfica de Curt Allen, un único espacio que se transforma en cada momento en la estancia que interesa, permite que la obra fluya con mucho ritmo y que el protagonista esté siempre presente. El director, José Pascual, ha sabido imprimir fuerza y veracidad al montaje, y dosificar inteligentemente los momentos cómicos (algunos tan difíciles como la primera escena de sexo entre Wheeler y Julia).

 

Como es habitual en el teatro de Letts, todos los personajes se esfuerzan por encontrar la respuesta a cuestiones espirituales y morales. ¿Qué he hecho mal para que todo se fuera al traste? ¿Dónde han quedado los sueños de juventud? ¿Está todo perdido? ¿Es posible volver a empezar de cero? Tanto hombres como mujeres se sienten perdidos, incompletos, defraudados al menos en parte. Pero, como ocurría también en Agosto, las mujeres parecen ser más fuertes, más capaces de adaptarse y de resurgir de sus cenizas o, al menos, de seguir adelante con la cabeza bien alta. El texto, en cualquier caso, queda abierto. Probablemente, para que sigamos haciéndonos preguntas una vez ha bajado el telón y acabemos por reflexionar sobre nuestra propia existencia.

Teatro Valle Inclán. Sala Francisco Nieva. Del 11 al 27 de enero 2019

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