Teatro para leer: Las formas del compromiso ético en José Moreno Arenas
Por Miguel Ángel Jiménez Aguilar (1)
Teatro y compromiso. Las formas del compromiso ético en las trilogías indigestas de José Moreno Arenas es un estudio monográfico sobre la obra del autor alboloteño, realizado por Carlos Sáinz-Pardo González, dentro del Programa de Doctorado de Ciencias del Espectáculo, de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla, cuyo resultado fue el Trabajo de investigación homónimo, dirigido por Marta Palenque Sánchez, publicado en 2018 por Ediciones PG, en la Colección Ensayos, después que recibiera el VII Premio Francisco Izquierdo de Estudios Literarios sobre Granada (2011), otorgado por la Academia de Buenas Letras de Granada.
El estudio analiza la obra de José Moreno Arenas centrándose en diferentes aspectos: En primer lugar, su carácter de teatro breve, que el estudioso sitúa en su contexto histórico y literario, cuya estructura y objetivos describe pormenorizadamente. A continuación, se fija en las formas teatrales del teatro comprometido, cuanta significación puede adquirir, junto con el factor de sorpresa y de reversión, y la simbología implícita en cada pieza. En tercer lugar, el discurso gira en torno a la pragmática de dicho compromiso, la metateatralidad de las obras y, cómo no, el concepto de indigestión, tan característico en la producción de Moreno Arenas. Finalmente, el investigador aporta unas pinceladas sobre los problemas para la representación que puedan presentar los textos, una conclusión, la bibliografía correspondiente y los pertinentes agradecimientos.
Para Sáinz-Pardo, la dramaturgia de Moreno Arenas se presenta como una fiesta atractiva y provocadora ante el espectador, cargada de un humor en absoluto complaciente, sino más bien agridulce, incluso amargo, puesto que el dramaturgo no hace otra cosa que apuntar directamente al público, para remover los cimientos en que se sustentan sus valores. Y de ahí surge el mencionado compromiso de sus obras, concepto que el estudioso emplea tanto para referirse a su dimesión ética como estética.
Fruto de una minuciosa observación de la realidad y, sobre todo, de la condición y la conducta humanas, el teatro indigesto comienza y termina en el ser humano. En su camino, el conflicto planteado en cada pieza queda habitualmente inconcluso, de tal suerte que debe ser el espectador, con su sentido común, quien plantee un final, si le apetece. Sin dogmatismos, por tanto, sin la posibilidad de ser etiquetadas ni desvirtuadas por la crítica incluso, «sus piezas surgen de las leyes absurdas, contradictorias de nuestros gobernantes, de las paradojas de lo cotidiano, tratadas desde el ángulo de esa guasa cínica, irónica y corrosiva que tiene el andaluz».
Lo breve en Moreno Arenas evoluciona, no obstante, como advierte Sáinz-Pardo, hasta hacerse aún más sincrético y elemental, no por ello sencillo, sino más complejo, pasando del teatro indigesto a las denominadas pulgas dramáticas. En estas, más que en ningunas otras obras, lo breve se intensifica y adquiere un aire de autenticidad extremo.
En cualquier caso, tanto en unas piezas como en otras, se pueden reconocer unas constantes que atraviesan toda la producción dramática del autor: el humor y la risa como catarsis; el absurdo crítico, a menudo como elemento de distanciamiento; la ironía, fruto del inconformismo; la violencia y la crueldad, al servicio de la provocación; lo ridículo y lo grotesco, que revelan la alienación y enajenación del ser humano contemporáneo, su falta de libertad y juicio, y hasta el determinismo social que sufre irremediablemente. A todos estos ingredientes aún habría que añadir la cercanía de unas obras que pretenden ir directamente a la mente y al corazón del espectador, pero también y sobre todo contra él.
El teatro de José Moreno Arenas se presenta, por otra parte, como heredero directo de las alegorías y las farsas satíricas que cultivó el denominado teatro difícil, experimental y de vanguardias, de autores como José Ruibal, Manuel Martínez Mediero, Antonio Martínez Ballesteros o el chileno Jorge Díaz. No obstante, como señala Sáinz-Pardo, habría que remontarse al Siglo de Oro para hallar las fuentes primeras, en piezas breves como las loas o los entremeses, y a dramaturgos como Juan del Encina, Lope de Rueda o el propio Miguel de Cervantes. A partir de entonces, lo breve ha jugado un papel destacado en los escenarios, entre otros de la mano de Francisco de Quevedo y Calderón de la Barca en el Barroco, Torres Villarroel y Ramón de la Cruz en el teatro neoclásico, y más recientemente Jacinto Benavente y los hermanos Álvarez Quintero.
Otros precedentes del teatro de Moreno Arenas serían el esperpento de Valle-Inclán, el astracán de Muñoz Seca, el humor de Miguel Mihura, el absurdo de Samuel Beckett, Eugène Ionesco o Fernando Arrabal, y hasta el distanciamiento escénico y crítico de Bertolt Brecht. Y sus referencias no se agotan aquí, ni mucho menos.
Con respecto a la producción del autor alboloteño, Sáinz-Pardo ofrece un panorama completo de sus obras, que sitúa en la corriente de la farsa entre «cómica grotesca (humor incisivo, deformación de personajes y acción dramática, propensión a la hipérbole, lenguaje mordaz, violencia, crueldad y desenlace brutal) y la farsa intelectual de experimentación formal (humor negro, juegos de palabras, visión deshumanizada de los personajes, y temática que trata lo político, lo estético, lo moral, lo filosófico, lo social o lo personal)».
Según Sáinz-Pardo, Moreno Arenas recurre, en efecto, a un humor intelectual, sin sentimentalismo ni ternurismo, sin compasión ni condescendencia con el espectador. Un humor que proviene del especial manejo del lenguaje que hacen los personajes; del factor sorpresa, dado lo inesperado de la acción; de las situaciones disparatadas que atraviesan esos mismos personajes; y de la extravagancia de sus acciones. De ahí que sus piezas contengan un marcado componente de absurdo e ironía, por una parte, y, por otra, un efecto de distanciamiento de la escena, por cuanto esta actúa a menudo como revulsivo para el público.
Y por mencionar solo algunos otros de los muchos componentes que pueden reconocerse en el teatro de José Moreno Arenas, y que el lector podrá descubrir en el estudio monográfico de Carlos Sáinz-Pardo, la metateatralidad, la alegoría, las intertextualidades, la mordacidad, la dilogía, la crítica social, los juegos de eufemismos y tabúes, la crueldad aprendida de Artaud…
Por todo ello, Teatro y compromiso. Las formas del compromiso ético en las trilogías indigestas de José Moreno Arenas se configura como una obra imprescindible para conocer el teatro de José Moreno Arenas, uno de los autores más sólidos y consagrados en el panorama de la dramaturgia española actual, y que podrá disfrutar tanto el público general como el crítico especializado, dado su lenguaje expositivo claro, preciso y ameno.
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(1) Academia de las Artes Escénicas de España (AAEE). Asociación de las Artes Escénicas de Andalucía (ARESAN)
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