Por María José López Tavani.

Imagen: Yin Yang, diseño de Jordan Foo. Detrás, los 64 Hexagramas.


 

El I Ching es un libro sagrado. De origen chino. Se especula que fue escrito desde 1122 a 221 a.C. Es más que un libro. Es una apuesta intensa al autoconocimiento. Dando cuenta de que los fenómenos de la naturaleza están presentes en el corazón del ser humano. Se dice que en lo obvio está la respuesta, quizá muchas veces lo más difícil de ver. Basta con contemplar las estaciones, con su ritmo fluctuante y cíclico, para comprender que sólo permanecen el amor y el cambio.

   El Maestro, como me gusta llamarlo, invoca fe y la senda hacia la virtud. Nos permite crear o definir hacia dónde el fuego de la voluntad y descubrir los recursos concretos para alcanzar su consumación. La compresión de situaciones, para la elección correcta, si se sigue al sabio. Pues el sabio es quien se ha integrado a sí mismo y desde allí, se consagra a servir a la Madre Tierra y sus hijos, fiel y atento a la divinidad. Ha de asimilarse en carne y alma, el mensaje de los cinco elementos: agua, madera, fuego, tierra, metal. Asimismo, se hallan el trueno, la montaña, el viento y el lago.

   Libro sapiencial y también oráculo. Estudiado por religiosos, científicos, filósofos, artistas, autodidactas. El Tao Te King, de Lao Tsé, es un perfume del Maestro, pues ha sido estudiado por el sabio. Al igual que Confucio, quien interpreta parte de lo que se conoce como Diez Alas. En el caso de la edición que evoco, publicado por la Editorial Sudamericana, consta de tres libros: El Texto, El Material y Los Comentarios. El primero revela el mecanismo fundamental, los 64 Hexagramas; el segundo, el detrás de la combinación de los Hexagramas, el por qué; y el último, los 64 Hexagramas desde una perspectiva técnica.

   64 son los codones del Código Genético Humano. Los codones son una secuencia que conformará la estructura del ARN para codificar una proteína, siendo éstas quienes formarán parte de tejidos o alguna función del organismo.

   ¿Qué son los Hexagramas? La unión de dos elementos naturales o fenómenos, que construyen una imagen completa y compleja. El Hexagrama está formado por dos trigramas, el elemento o fenómeno. Para hacerlo más sencillo, son tres líneas que se combinan con otras tres. Las quebradas son femeninas, las enteras masculinas. Yin y Yang. Es difícil explicar cómo se consulta. Trataré de hacerlo sencillo. Actualmente se utilizan tres monedas, que deben tirarse seis veces. Cada tirada conforma una línea, yin o yang, vieja o joven, las llamadas viejas son las que mutan, se transforman en su contrario. Siempre dependiendo de la secuencia de las tres monedas arrojadas una por vez. De esa manera se va construyendo el Hexagrama¸ que además se los nombra como Signo. En el caso de las líneas mutables, si han salido (secuencia donde las monedas, salen las tres como “cruz” o como “cara”), éstas son recomendaciones incluso advertencias de extrema precisión; que luego al volverse contrarias construirán un nuevo Hexagrama. O varios, como una transición hasta llegar al último. En mi experiencia, el final ha sido predictivo. Pero no siempre ocurre. En ese caso, el consultante recibe un solo Signo como respuesta: la explicación de aquello que está viviendo.

   El Signo se divide en tres secciones: la primera expande las características de los elementos o fenómenos en combinación; la segunda, “El Dictamen”, comienza con un texto poético, para luego señalar la instancia vigente; luego, “La Imagen”, otra vez inicia con poesía y ofrece la instrucción necesaria para la acción acertada.

   El Libro de los Cambios comienza con Yang y Yin, las fuerzas primarias, Lo Penetrante y Lo Receptivo, El Cielo y La Tierra y, El Dragón y La Yegua: Hexagramas 1 y 2. Opuestos que se complementan para idear y materializar todo lo que existe.

   Jung consideraba que el Libro de los Cambios era un bucear el inconsciente. Acercarse a la sincronicidad, aquello interior que resuena con el afuera y cierra una Gestalt. Una forma única, que quizá revela la trama secreta que rige aquello que percibimos como realidad. También creía que al consultarlo, la respuesta es el discurso propio o de aquel por quien se consulta. Al igual que el Tarot y la Astrología, es una extensa peregrinación orientada a conocerse a uno mismo. Requiere valentía, pues no todos los Hexagramas son luminosos, al igual que las líneas mutables.

   Richard Wilhelm, quien tradujo del chino al alemán el I Ching, acompañado por su maestro chino, Lao Nai Hsüan, en cuyo árbol genealógico se encontraba Confucio, dedicó diez años para legarnos lo que en la antigüedad se consideraba vivo. Más tarde, del inglés se tradujo al español.

   El Tao Te King afirma: “Así el hombre grande observa lo profundo y no lo superficial”. He aquí la esencia del Libro. Profundidad también implica el esfuerzo por alcanzar el equilibrio frente a los cambios universales. Cabe destacar que todas las instancias humanas están contenidas en El I King y otorgan una suerte de brújula para actuar pasiva o activamente.

   Retomo el Cielo y la Tierra. Amplío. Ch´ien, Yang, también Padre, lo masculino, lo temporal. Energía fuerte, primaria, espiritual, activa y luminosa. Donde la idea es el comienzo que debe lograr cuerpo. La divinidad y su obra. K´un, Yin, podríamos llamarle Madre, lo femenino, lo espacial. Energía de dulzura, entrega, firmeza, blandura, corporización. El Cielo germina en La Tierra, dicha unión da vida y belleza a cada Reino.

   Al observar el símbolo del Yin Yang, sabiendo que un símbolo demuestra y a la vez oculta, el color blanco corresponde a Lo Creativo y el negro a Lo Receptivo. La separación ondulante alude a una danza, mientras que las semillas contrarias en cada color, según algunos autores, puede interpretarse como que cada germen es capaz de transmutarse en su contrario. El círculo, número 0, por ejemplo, en el Tarot Marsellés, arcano El Loco, es la energía sin principio ni fin; el Uroboros, la serpiente mordiéndose la cola, el ciclo eterno; y el símbolo astrológico del Sol, un círculo con un punto en el centro, representante de la identidad, entre numerosos significados.

   Desde hace más de una década, el Maestro me acompaña, siendo el consejo, la respuesta: en cada confusión, en cada búsqueda, en cada desgarramiento, en cada celebración. Pocas veces recurro a él, cuando la vida me obliga a vivenciar efectos, cuyas causas desconozco, o no. Depende la creencia: Kybalion y su Ley de Causa y Efecto. “El sabio va atento a las causas, el necio es temeroso de los efectos”. También creo en las cinco virtudes, que proclaman algunas escuelas taoístas en Buenos Aires: benevolencia, cortesía, sabiduría, justicia y la más elevada: Fe. Recordemos que Taoísmo y Confucionismo se originan en El Libro de las Mutaciones.

  Sagrado I Ching, enseñanza sobre los ciclos, de tierra y firmamento; mundo invisible que nos brinda señales, mientras el Ojo de la Providencia observa; el desafío de enfrentarnos con nuestros vulgares y nuestros virtuosos; los abismos y cumbres desde adentro, desde afuera, sin olvidar nunca: “en las grietas está Dios, que acecha”.

    Gracias, Maestro.