"Trágicas": un Chejov actualizado por Cristina Rota con estupendas actrices
Por Horacio Otheguy Riveira
Un trágico a pesar suyo es una obra breve que Antón Chéjov escribió en 1889. La historia de dos amigos y la desesperada explosión emocional de uno de ellos, abrumado por su situación vital, se convierte en manos de Cristina Rota en una diatriba actual entre dos mujeres. Un breve pero muy intenso duelo actoral entre Candela Solé y Raquel Villarejo, quienes asumen con potente energía la caída en un abismo de dos personajes de hoy.
Tras el grito de ¡Tengo sed de sangre!, el demencial desencuentro de una mujer abrumada por las responsabilidades de cada día y la depositaria de su angustia, repentinamente convertida en enemiga a combatir con uñas y dientes. ¡Tengo sed de sangre!, un vampirismo psicosocial que abunda en la vida cotidiana, pero que el talento de Cristina Rota convierte en un juego escénico alejado del naturalismo, empezando por la curiosa red que enjaula a Ana e Ivana, pues a través de sus espacios libres vemos sus movimientos, lucen sus manos desesperadas, brillan sus ojos vivarachos, se expanden y retuercen sus jóvenes cuerpos carentes de amor, saturados de obligaciones.
Mientras Ana navega en aguas turbulentas, aferrada a sus recursos profesionales, Ivana encuentra en su serenidad el caldo de cultivo para liberar suma de rabias, haciendo del resentimiento una histeria de ilimitado alcance y dramáticas consecuencias. Candela Solé, en exquisito dominio de la contención, y Raquel Villarejo montando in crescendo un caballo desbocado que atraviesa las regiones más recónditas de la rabia, conforman una pareja de rotundas capacidades. Transmiten una expresividad muy rica en matices y dan la formidable impresión de actrices bien comunicadas, lo cual no es fácil en este dominio de poder donde una persona oprimida no encuentra mejor opresor en el que descargar su cólera que otro oprimido. Hombres en el original de Chéjov, jóvenes mujeres en el nuevo texto de Cristina Rota que adapta con mucha libertad sin salirse para nada de las intenciones del gran autor ruso. Sin embargo, su versión tiene otro alcance. Tras el humor un tanto despiadado del enfrentamiento, Trágicas plantea también con claridad el conflicto de millones de mujeres en un mundo donde numerosos hombres oprimidos las utilizan como chivo expiatorio de sus frustraciones. Hombres y mujeres en un duelo trágico con ¡Sed de sangre! que el teatro, sabiamente ayer y hoy, plantea como un grito que no nos ensordezca sino que siga llamando nuestra atención para avanzar con la mayor capacidad de negociación posible; y en todo caso, dejando la algarada desesperante y desesperada en un buen psicodrama colectivo, previo pago al mejor terapeuta, ese que tiene las paredes acolchadas y ningún mueble donde sus clientes corran peligro. Un psicoterapeuta que ha de ser árbitro para que la gente liberada de sus angustias a grito pelado no se haga daño.
La puesta en escena de Cristina Rota logra la atmósfera precisa para crear inmediata empatía. Mientras los personajes comparten, se enfrentan, luchan contra sí mismas y los elementos, los espectadores ríen y padecen con el firme deseo de que semejante situación no se vuelva a repetir. El sabor de boca final permite un debate muy vivo sobre circunstancias muy distintas a las exhibidas entre caballeros a finales del XIX. Ahora, Ana e Ivana tienen opciones que, por muy complejas que resulten, les obligan a decir su palabra y avanzar hacia su libertad. Son profesionales de clase media, y ese lugar ideológicamente polémico por su carácter de no pertenecer a la clase dirigente ni a la más explotada, históricamente ha sido la región de donde han salido todas las revoluciones. También las que corresponden especialmente a las mujeres.
En su larga trayectoria como mujer de teatro, Cristina Rota ha escogido textos con una profunda dinámica social donde las particularidades psicológicas se exhiben según el complejo contexto en el que les toca desarrollarse. Inolvidables funciones como El zoo de cristal, de Tennessee Williams, último trabajo como actriz, junto a su hija María Botto, Luis Tosar y Juan Carlos Vellido; ya como directora ha estado al frente de montajes sobre textos de Sanchis Sinisterra, Clifford Odets, Joe Orton, John Steinbeck, García Lorca, Tom Stoppard, Juan Diego Botto (Entre tu deseo y el mío), y también nombres valiosos menos transitados por el teatro en España como Nur Levi (Lo que no te digo), Griselda Gambaro (Decir sí), Patricia Suárez (Rudolf).
Trayectoria de Candela Solé en teatro:
Mucho ruido y pocas nueces. Dir. Susana Crespo. El vestíbulo. Dir. Susana Crespo. Troyanas. Dir. Susana Crespo. Las Tesmoforias. Dir. Susana Crespo. Ópera de cuatro cuartos. Dir. Cristina Rota. La Katarsis del Tomatazo. Dir. María Botto. El árbol de Julia. Dir. Fernando Solís.
Trayectoria de Raquel Villarejo en teatro:
¡No son horas! Dir. Candela Solé. La Katarsis del Tomatazo. Dir. María Botto. Iglesia abandonada. Dir. Cristina Rota. Más allá del horizonte. Dir. Cristina Rota. Quartets. Dir. Patricia Peñalver. Don Juan o el amor líquido. Dir. Cibele Forjaz (2016).
TRÁGICAS
Autoría: Versión libre de Cristina Rota sobre la obra en un acto de Antón Chéjov, Un trágico a pesar suyo.
Dirección: Cristina Rota
Intérpretes: Candela Solé y Raquel Villarejo Hervás
Diseño de iluminación: Cristina Rota y Luis del Valle
Diseño de escenografía: Cristina Rota y Félix Delgado
Diseño de vestuario y atrezzo: Cooperativa Vestiario
Música original y espacio sonoro: Alejandro Pelayo
Fotografía: marcosGpunto
Diseño gráfico: La Rota Producciones
Sala Mirador, del Del 30 de noviembre al 23 de diciembre 2018.
De viernes a sábado, 20:00h; domingo, 19:30h
Precio: 14€ (en web); 16€ (en taquilla)
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