Excelente comedia negra con un mandato brutal: "Mata a tu alumno"

Por Horacio Otheguy Riveira
 

La primera escena es inquietante, a la manera de un teatro policiaco de eficaz carga psicológica: un escritor recibe en su casa a una mujer que le envió un correo electrónico que por primera vez en mucho tiempo despertó su interés. Le escriben muchísimo y casi siempre latosos discursos de autobombo de escritores desconocidos, o solicitudes de entrevistas no menos deplorables. Pero esta mujer, ahora visiblemente alterada al tenerle tan cerca, le escribió corto: “Necesito verle”. Esa necesidad alimentó su ego de tal manera que en cuanto la conoce, ya le encanta, y hasta, si llegara el caso, no le importaría darle un magreo. Pero la cosa se complica rápidamente: la visitante es la esposa de un tipo que está en la cárcel por haber llevado a la realidad la misma trama que el protagonista de su novela, la de mayor éxito entre ocho títulos que apenas sonaron.

Con este arranque, la muy íntima sala del Teatro Intemperie se convierte en un salón convencional, con sillón orejero, sofá y mesita que no hay que manchar ni rayar en absoluto, pero en ese sitio sucederán muchas cosas con la pátina humorística de un negro humor teñido de teatro del absurdo entre padres e hijos con una dinámica novedosa, muy bien escrita y brillantemente interpretada por dos actores que se ocupan de ser dos padres y dos hijos, y una actriz que es una madre atribulada que enciende la mecha que puede empezar a liquidar el excesivo egocentrismo del hombre de letras, encantado de haberse conocido y de haber creado una novela capaz de fascinar a un profesor de literatura y conducirle a cometer una auténtica locura.

 

Raquel Pérez, Javier Albalá: extraños cuando sus personajes empiezan a tratarse y matrimonio conflictivo en la siguiente escena, en un ingenioso despliegue de recursos que nunca se despega de la trama esencial.

Mata a tu alumno, de Carles Malloles una comedia negra que sorprende por su original estructura, el modo en que se solapan situaciones en las que con muy pocos detalles físicos el joven y el maduro se transforman en otros personajes, fundamentales para avanzar en el conflicto y resolverlo de un modo implacable. Un golpe de efecto final que deja perplejo al espectador hasta que cae en la cuenta de lo que realmente sucede y se enfrenta al quién es quién de la historia.

Cinco personajes entrelazados por dos actores y una actriz en un juego de paralelismos que el director Gorka Laseosa plasma con muy eficaz disposición no sólo de atmósfera propia de una intriga circular, sin descanso ni distracción alguna, sino también con una muy lograda dirección de las características de los tres intérpretes que se miran, se tocan o se golpean a pie de público, en una cercanía que por momentos han de medir con precisión para no caer sobre algún espectador.

Jorge Clemente, Raquel Pérez, Javier Albalá: la violencia va y viene en unas circunstancias cada vez más opresivas.

Un reparto muy eficaz. La experiencia de Javier Albalá le permite ahondar en sus dos padres y expresar con lo mínimo emociones importantes para desentrañar paulatinamente el devenir de un profesor de literatura y un escritor que nunca se han visto las caras, pero sus vidas resultan dramáticamente entrelazadas. Jorge Clemente interpreta al chico comodín con cuya indiferencia o insistente presencia apuntala los dos hijos de la comedia. Raquel Pérez tiene el difícil empeño de encarnar una personaje desquiciado desde el minuto cero, y lo lleva hasta el final sin desbordarse, con una mirada profunda que impacta en su relación con los otros personajes. Los tres se entienden muy bien. Por momentos la sangre puede salpicar a parte del público. Pero es un accidente. Como el asesinato del título, un accidente que urge llevar a cabo con una raqueta para que la vida cambie. Quizás haya que seguir un cursillo para leer determinadas novelas, pero lo que es seguro es que esta función es muy divertida y suficientemente inquietante como para recomendarla como admirable modelo de teatro de serie negra fuera de lo común.


AUTOR
Carles Mallol
INTÉRPRETES
Javier Albalá, Raquel Pérez, Jorge Clemente
DIRECCIÓN 
Gorka Lasaosa
AYUDANTE DE DIRECCIÓN
Abel Vernet
Vestuario, iluminación y escenografía: Intemperie Producciones
TEATRO INTEMPERIE, hasta el 11 de noviembre 2018

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