"Mundo obrero": las luchas sociales españolas en una brillante antizarzuela
Por Horacio Otheguy Riveira
Una función bien documentada sin ánimo de exclusivo manual para rojos, aunque es el rojo de la sangre derramada el que prevalece sin aparecer, y el imaginario de las banderas libertarias por las que tantos dejaron su vida hacia la conquista de derechos sociales que no eran otra cosa que derechos humanos; se vibra, canta y baila desde el fondo de la miserable condición que se erige en victoriosa tras la lucha de los poderosos Versus «esa chusma que siempre quiere más». Al borde del grito mitinero, Mundo obrero se decanta por hacernos partícipes de la vida de la gente a lo largo de un tiempo eminentemente teatral: vigías de una lucha incesante.
Triunfales y a menudo muy alegres luchas, así como amargos retrocesos en el fragor de una democracia mal cosida. Todo en un contexto de atractiva dinámica con cuatro infatigables intérpretes en una espléndida exhibición de versatilidad actoral, a cara descubierta.
Ay, cantares despertad
Que huele a ropa limpia y patio fresco
Hogar de la humildad
En mi ventana florece el ensueño
A la hoguera lo inservible
Desde hoy, vecinas, nada es imposible
La República ha roto las barreras
Y el dominio de unos pocos sobre muchos
Ha dejado de ser la ley eterna.
Trabajan muy bien el músico Santiago Auserón y el autor Alberto San Juan con los ribetes sentimentales de la tradicional zarzuela, con su pátina de crítica social redentora «dentro de un orden», hacen malabares con aquellos tópicos y arman otra estructura política y teatral para poner a vivir a una hermosa pareja que va de comienzos del siglo XX hasta hoy, retransformados en sus hijos, así rompen la burguesa tradición con algunos de los acontecimientos revolucionarios que cambiaron la faz feudal de España. Con aire llano de itinerantes cómicos de la legua, interpretan y cantan en diversos registros con la versatilidad de intérpretes con mucho talento, a su vez comprometidos ideológicamente.
Mundo obrero combina documentación histórica con expresión de deseos, y del mismo modo que los seres que han poblado su historia, los de hoy sufren y ríen, provocan reflexiones, conmueven y divierten en un río que nos lleva cargado de emociones y no poco esperpento. El que reveló Valle Inclán, precisamente en los años 20, restituido a lo universal español una y otra vez con una realidad de caciques, falsos revolucionarios, socialistas de tebeo y el gran capital repartiendo hostias cada vez que las reformas profundizan… o parece que habrá golpe de timón a favor de la inmensa mayoría.
Un espectáculo construido con clara voluntad de no hacer consagración de la penuria por las reiteradas frustraciones, ya que es la esperanza lo que más alienta, a pesar de tanto viento en contra. Así lo deja claro el comienzo con un canto que impone un estilo de rabia bien templada para luego desbrozar toda clase de conflictos y delicias cotidianas desde el movimiento anarquista capitaneado por Buenaventura Durruti, hasta el amor que aún hoy se profesan los trabajadores que se unieron y tuvieron hijos, y sigue la rueda del esfuerzo y la solidaridad, incluso después de muertos.
Somos nosotros, los desheredados
Los indomables y los solidarios
Los que llevamos a gala el insulto
Que el servidor del poder nos dedica
La dinamita mental destructora del juicio
Los indolentes hijos del vicio
Voz de aguardiente y disputa
Somos los hijos de puta
Somos la masa, la turba, la chusma
Negro fantasma que no tiene nombre
Somos la escoria, el oprobio del hombre
Degenerado animal sin cabeza
Los ignorantes, culpables de nuestra pobreza
Gente sin dios, sin ley ni principio
Dueños de la fuerza bruta
Somos los hijos de puta
De esta manera comienza la Compañía, el cuarteto que con brío, buenos matices, transiciones muy rápidas, drama oscuro o costumbrista, picaresca envolvente y acertada ironía nos llevará de aquí para allá en un vaivén de tiempos lejanos y cercanos, palpitando siempre entre calles y rincones que reconocemos como propios, con su dosis de rabia por las traiciones implacables. No falta el torturador ascendido en plena democracia ni la imagen del mayor cínico de la autoaplaudida Transición, don Manuel Fraga Iribarne, Ministro de la Gobernación bajo el gobierno de Arias Navarro, felicitándose por la dura represión de los obreros de Vitoria el 3 de marzo de 1976: cinco muertos y más de cien heridos. Cuatro meses después cesaron en su cargo y comenzó un proceso democrático que no castigó a ninguno de los agresores, por el contrario fueron encarcelados tres líderes sindicales, que —todo hay que decirlo— cinco meses más tarde el ya presidente Adolfo Suárez indultó.
En Mundo Obrero, de Alberto San Juan y Santiago Auserón laten muchas emociones y al final el último abrazo de la noche:
(…)
Pilar: (Tras una pausa) ¿Sabes lo que haría yo aquí en el Parlamento?
Luis: ¿Quemarlo?
Pilar: Un salón de baile. Bailes y deliberaciones. Sin puertas. La gente entrando y saliendo. Con orquesta. Reservado a todas las personas que les de la gana venir aquí deliberar, a decidir, a bailar, a pensar, a charlar, a cantar. No tengas miedo, bombón. ¿Tu sabes lo que te he querido yo a ti? ¿Y lo que te sigo queriendo? Te quiero desde hace más de un siglo. ¿Lo sabes? Y no se me acaba.
Luis: Olé.
Pili: A ti no te matan ya más, ¿verdad?
Luis: Ni una más. Y tú no estarás embarazada, ¿verdad?
Pili: Yo no, la chica.
Luis: ¿Con su Luis?
Pili: ¿Con quién si no?
Luis: Estos ojitos tuyos que son de fuego.
Pili: Esta sonrisa tuya que me da la vida.
Pilar y Luis se besan. Suena la orquesta. Feliz.
Y escuchamos algo de una nueva canción que invoca a la Tercera República…
MUNDO OBRERO
Autoría y dirección Alberto San Juan
Intérpretes: Luis Bermejo, Marta Calvó/Lola Botello, Pilar Gómez, Alberto San Juan
Escenografía y vestuario Beatriz San Juan
Iluminación Raúl Baena
Composición musical Santiago Auserón
Espacio Sonoro Adrián Foulkes
Movimiento escénico Paloma Díaz
Ayudante de dirección Ana Belén Santiago
Una producción del Teatro Español
Teatro Español. Sala Margarita Xirgu. Del 4 de octubre al 4 de noviembre de 2018
Corral de Comedias. Alcalá de Henares. 31 de mayo-1 de junio 2019, 20,30 horas.
TEATRO DEL BARRIO. Desde el 17 de septiembre y hasta el 2 de octubre 2019