'Casos de pruebas circunstanciales', de Janet Lewis
CESIDIO NIÑO.
Tres novelas forman esta trilogía de la escritora , ensayista y poetisa americana Janet Lewis «Casos de pruebas circunstanciales”, que aunque se venden por separado esta editorial ha reunido en un solo volumen y en formato bastante manejable a pesar de sus páginas.
Las tres están basadas en errores judiciales verídicos y novelados independientemente, ya que se tratan de tres casos individuales, que el jurista y penalista del siglo XIX Samuel M. Philips (hay una obra con el título genérico que la propia escritora leyó mientras se curaba de tuberculosis). Entre 1940 y 1959, Janet Lewis escribió estas novelas que tratan el espinoso tema de como ciertas pruebas así como los testigos en los juicios y sus confesiones y relatos pueden definir una sentencia o pueden decantarla favorable o negativa con el correspondiente error o no para siempre.
Los tres hechos, en diferentes épocas, escenarios , aspectos políticos, sociales, de estirpes, de venganza y envidias se mezclan con el temible dilema moral de las personas y así se nos narran casos como el de la duplicidad de identidades en “La mujer de Martin Guerre”, donde una joven niña de 11 años es casada con un niño de su casi edad, pero que no es el que dicen ser. La dramática y truculenta historia de un pastor protestante en tierras danesas que dicen mata a un criado por vago, lo leeremos en “ El juicio de Sören Qvist” y en la última novela “El fantasma de Monsieur Scarron” leeremos lo que depara a un laborioso encuadernador francés que es traicionado por su mujer con un aprendiz al que contrata para digerir mejor el trabajo durante una hambruna mientras reina Luis XIV .
Quienes lean esta trilogía van a comprobar la mano maestra no solo de la escritora a la hora de dar un tratamiento literario envidiable que no pierde actualidad, verá la mano de la poeta que trenza con destreza preciosos párrafos de poesía narrada (sobre todo mientras se leen pasajes evocando naturaleza) y que se va engarzando con diálogos fluidos. Al tratarse de personajes que existieron y de los que ya había anotaciones en un pasado, la escritora acentúa esas personalidades y analiza a todos ellos desde fuera, con precisas descripciones muy bien ambientadas, siendo solo una testigo más de los hechos ocurridos en cada novela.
Se lee estupendamente, con un vocabulario que no cansa y exento de tecnicismos exagerados dada la materia de la que escribe y así con una exposición de la trama , se desarrollará el complicado lazo de unión que siempre existe y existirá entre la ley y la justicia. Un lazo exageramente difícil de deshacer.