Maribel Verdú: “¿Te imaginas que ahora me ponen de pareja a Resines? Uno de veinte se me queda mayor ya"
Nuestro compañero Álex Ander entrevista la actriz Maribel Verdú y a la directora Gracia Querejeta con motivo del estreno de su nueva película “Ola de Crímenes” que llega a los cines este viernes 5 de octubre.
Álex Ander. Hay actores que ‘hacen de’ gente y otros que simplemente ‘son’ esa persona. Maribel Verdú pertenece al segundo grupo. No en vano, muchos la consideran la Meryl Streep del cine ibérico. Está comprobado que contar con la presencia de Verdú en tu película es (prácticamente) una garantía de éxito. Y es que este icono de nuestro cine —con más de setenta películas a sus espaldas y dos premios Goya— es de esas actrices que consiguen arrastrar a la gente a las salas con el principal aliciente de verla interpretar a un nuevo personaje.
Su último lío cinematográfico es una divertida comedia negra de ritmo trepidante y dirigida por Gracia Querejeta, con quien Verdú ha rodado ya cuatro películas (y prepara una quinta). En Ola de crímenes, la versátil actriz da vida a Leyre, una mujer divorciada que se ve obligada a inventar una coartada para proteger a su hijo adolescente, que acaba de matar a su padre en un arrebato. Por el camino, la mujer desatará una ola criminal en Bilbao en la que se verán envueltas la novia de su ex (interpretada por Paula Echevarría) y la abogada del mismo (a quien da vida Juana Acosta).
La película, que cuenta con secundarios de excepción, ha supuesto un reto para Querejeta, que nunca antes había dirigido sin firmar el guion, ni se había embarcado en una comedia tan extrema. “Es una comedia de riesgo. Si vas con un planteamiento taimado y muy pudoroso, la película no sale”, explica a Culturamas la directora madrileña. “Tienes que quitarte los agobios que a veces tenemos los directores por mostrar según qué cosas, y empezar a jugar de verdad y a imaginar cosas que son extremas”.
“Y, sobre todo, tienes que adaptarte a lo que tienes entre manos. No siempre todo es sesudo, ni es ‘The Rider’ o ‘El Padrino’, apostilla la intérprete madrileña, que acaba de cumplir 48 años y sigue luciendo un físico envidiable.
La actriz asegura que ha disfrutado de lo lindo interpretando a esta madre protectora y algo tarada. “Este personaje no admitía medianerías ni tibiezas. Tenía que ser extremo. Me lo he pasado muy bien. Quiero mucho a Leyre, me parece muy tierna y rica. En la peli están los tres personajes: el de la mala lista, el de la mala tonta y el de la tonta tonta, que soy yo”, bromea.
Aunque Verdú es bastante más pacífica que su personaje, sí que confiesa que ha querido matar en más de una ocasión a algún director con el que ha trabajado. “Sí, porque han sido unos maltratadores, unos irrespetuosos o unos impresentables”, comenta sin titubeos (aunque sin revelar nombres).
Le pregunto por cómo sienta eso de tener idilios en la pantalla con adolescentes como Germán Alcarazu —con quien acaba de terminar de rodar “El doble más 15″, de Mikel Rueda— o con Miguel Bernardeau —con quien lo acaba dando todo en esta película—. “Me encanta que me hagas esa pregunta. ¿Tú te imaginas que ahora me ponen de pareja a Resines o a Jorge Sanz? Diría ‘perdona, no, no, no’. Uno de veinte se me queda mayor ya”, responde entre risas.
La actriz, casada desde hace diecinueve años con el productor teatral Pedro Larrañaga, se ha convertido en una especie de musa para la directora y guionista madrileña. De hecho, en breve volverá a ponerse a sus órdenes para rodar (la próxima primavera) “Invisibles”, junto a Adriana Ozores y Emma Suárez. “Es la historia de tres mujeres que quedan un día a la semana para andar por diferentes parques y ponerse al día. Hay una historia de drama potente, porque no a todas les va bien ni están encantadas. Eso de ‘ay, ¡qué bien!, los cuarenta o los cincuenta son los nuevos treinta’. ¡Una mierda!”, explica Verdú.
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Yo no sé por qué nos quieren vender eso. Es mejor que te digan ‘acomódate, maja, que lo de atrás no vuelve’—interrumpe la cineasta—.
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E intenta estar lo mejor posible para la edad que tienes —apostilla Verdú—.
“En la película de lo que se habla es de esas mujeres que están afectadas por esta ola que vivimos desde que somos muy jóvenes, según la cual la pérdida de la juventud, y la entrada en una edad más adulta, es un drama”, sentencia Querejeta. “Y es lógico que lo sea porque, a día de hoy, socialmente no se ve igual a un tío de sesenta años que a una tía de sesenta. Ni de coña. ¡Ni Sharon Stone! La edad, para la mujer, es una especie de losa que seguimos llevando ahí”.