"Auto de los inocentes": testimonial de refugiados en torno al dolor y la esperanza
Por Horacio Otheguy Riveira
Interesante apertura de temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ya que presenta un teatro contemporáneo de denuncia social en torno a un tema candente —el drama de los refugiados— ligado a las primeras expresiones teatrales religiosas —algunos Autos—. Una mirada del clásico a un teatro actual de índole eminentemente sociopolítico. El resultado es irregular, pues el texto no acaba de encontrar su estilo, con un aire discursivo que se queda a las puertas de la audaz propuesta. Prevalece la dinámica escénica de un gran director como José Carlos Plaza que une las partes con la excelencia que le caracteriza, con un elenco homogéneo en el que destaca ampliamente Fernando Sansegundo.
El tiempo de estrepitoso fracaso por parte de las instituciones europeas clama al cielo con campos de refugiados diseminados por el mundo bajo diferentes formas. No han dado alcance, las necesidades aumentan, los emigrantes buscan auxilios diversos mientras crecen partidos políticos que bregan por expulsarlos a todos, a cambio de recuperar un poderío de imperios inexistentes. Guerras fratricidas, destrucciones masivas, genocidios, sólo los palestinos ya superan los 5 millones de éxodo obligado, mientras el mundo mira para otro lado ante el avance criminal del estado israelí, y la dictadura siria mantiene su poder en medio de un sangrante conflicto que ha obligado a la partida de su tierra a otros 5 millones de personas, familias enteras dando tumbos por el mundo. Y el continente africano diezmado por explotaciones occidentales con sus habitantes recorriendo mundo con las manos tendidas…
Lo mejor del texto de este espectáculo es lo bien documentado de su contenido en el que no compromete exclusivamente una región ni una sola religión, y de esa manera el ingenuo cristianismo de los Autos no entorpece la natural tendencia de los desesperados a buscar en la fe un camino posible cuando se han cerrado todos los cercanos, su vida entera. También resulta de interés que transcurra en España, donde el realismo de las circunstancias intenta perfilar personalidades generosas, solidarias con características muy propias.
Lo peor de ese mismo texto es su pobreza estructural con diálogos y situaciones demasiado convencionales, y a menudo superficiales en torno a personajes apenas esbozados, arquetipos muy reiterativos. La diestra mano de José Carlos Plaza consigue un rítmico dinamismo, ya que además del diseño de conjunto en el elenco se acompaña del talento de un equipo muy atractivo en la escenografía, el vestuario, la iluminación, y sobre todo las muy bien colocadas imágenes proyectadas: una colaboración cinematográfica que ubica en tiempo y espacio la terrible angustia de tantos inocentes doblegados por luchas de intereses políticos y económicos. Admiración extra hacia la música de Aguirre de Cárcer que aporta enjundia popular y susurros cautivadores.
Hay aportes de otros textos que por momentos enriquecen el material, aunque con una dramaturgia que reduce excesivamente los originales, como sucede con el monólogo de Segismundo de La vida es sueño; un Calderón muy abreviado y retocado, aunque maravillosamente interpretado por Fernando Sansegundo. (A continuación transcribo una parte del texto, no la que se escucha en esta función):
(…) Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío:
¿y yo con más albedrío
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad,
el campo abierto a su ida:
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad? (…)
COMENTARIO DE FERNANDO SANSEGUNDO AL AUTOR DE ESTA CRÍTICA:
“Me permito matizar que el texto de Calderón que aparece en la función no pertenece a Segismundo, no se trata de un fragmento del drama La vida es sueño sino del auto sacramental del mismo nombre; el texto no ha sido modificado”.
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Últimas obras de Plaza y Sansegundo comentadas en CULTURAMAS:
Versión extraordinaria de Medea
Historia del Zoo
La Navidad en casa de los Cupiello
Fernando Sansegundo en la piel de un hombre que necesita perderse fuera de España
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(Incluye Auto de los Reyes Magos y textos de varios autores barrocos)
Dramaturgia: Pedro Víllora y José Carlos Plaza
Dirección: José Carlos Plaza
Reparto: Fernando Sansegundo, Israel Frías, Pepa Gracia, Montse Peidro, Sonia Gómez Silva, Jorge Torres, Sergio Ramos, María Heredia, Javier Bermejo, Amanda Ríos, Álvaro Pérez, Eduardo Aguirre de Cárcer, Pablo Rodríguez
Escenografía e iluminación: Paco Leal
Vestuario: Pedro Moreno
Audiovisuales: Antonio Mateo y Viridiana Galindo (Pulse creativa)
Creación musical: Eduardo Aguirre de Cárcer
Coproducción: CNTC/Faraute
Teatro de la Comedia, del 21 de septiembre hasta el 21 de octubre de 2018
Muchas gracias por tu reseña, Horacio. Un placer leerte, como siempre. Solo me permito matizar que el texto de Calderón que aparece en la función no pertenece a Segismundo, no se trata de un fragmento del drama La vida es sueño sino del auto sacramental del mismo nombre; el texto no ha sido modificado.
De nuevo mi agradecimiento y un cordial saludo.
Muchas gracias, Fernando por la aclaración. Pondré en el texto tu comentario. A partir de hoy ya va corregido, lamento no haberlo leído antes.
Muchas gracias por tus palabras, Horacio.