Distant Constellation (2017), de Shevaun Mizrahi – Crítica

 
Por Jaime Fa de Lucas.
Distant Constellation nos sumerge en un asilo turco donde una serie de ancianos muy peculiares comparten sus recuerdos, reflexiones y vivencias delante de la cámara. Las cuidadosas composiciones de la propia Shevaun Mizrahi refuerzan el lado estético de este documental que hace hincapié en temas como la edad, el paso del tiempo y la memoria.
Se trata de una obra hipnótica y fácil de digerir en la que Mizrahi, además de presentar situaciones cómicas y absurdas –como la de los dos ancianos que dialogan en el ascensor o las del fotógrafo que repite frases–, establece un contraste entre los obreros que hay frente al asilo, a los que les queda toda la vida por delante y están construyendo un edificio nuevo, y los ancianos, que están en su etapa final y casi parece que están esperando la muerte.
Por desgracia, aunque la cámara de Mizrahi apunte al cielo, no queda del todo claro a qué se refiere ese Distant Constellation del título. Quizá refleje la distancia que hay entre generaciones, o quizá intente trazar una analogía en la que los recuerdos son como estrellas lejanas que apenas podemos percibir. En general, aunque es un documental muy elegante y entrañable, da la sensación de que se podría haber logrado algo mucho más potente a nivel temático.
 

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