Un actor tan generoso como su personaje
Por Mariano Velasco
El impecable y esforzado trabajo de José Luis Gil nos regala un sobresaliente Cyrano de Bergerac
Como destacada punta de lanza de un entretenidísimo espectáculo con un texto excelente, una dirección sobresaliente y un equipo de actores a la altura de la empresa, José Luis Gil borda en este nuevo Cyrano de Bergerac del Teatro Cofidis Alcazar al que no cabe duda que es uno de los personajes más teatrales de toda la historia de la dramaturgia.
Sumergido en un texto espléndido, rebosante de tensión dramática, humor, ironía, ternura y. sobre todo, ingenio, este sobresaliente actor – que no es uno más de cuantos abundan en nuestras televisiones, pese a ser sobre todo conocido por su trabajo en ellas– nos brinda aquí una interpretación de primera en la que se deja piel y garganta, concediendo al verso la entonación y el ritmo adecuados y a la escena la acción precisa de principìo a fin.
Además, le siguen un elenco de actores que se desenvuelve con mayor o menor soltura entre continuas exigencias del guión, pero que no desentonan con el alto nivel por el que apuesta el espectáculo, sobresaliendo en gran medida una polifacética Rocío Calvo y la veteranía de Ricardo Joven, además de la ternura de Ana Ruiz.
La variedad en los cambios de escena, pese a sus sencillos y poco recargados decorados, contribuyen a que la obra no pierda ni un ápice de intensidad, incorporando números musicales que aportan variedad al desarrollo de un argumento en el que no todo van a ser luchas de espadas, ni mucho menos, porque aquí la verdadera arma, como se podrá comprobar, no es otra que la palabra.
Insistiendo en la teatralidad del personaje creado por Edmond Rostand, Cyrano lo tiene todo para ser uno de los más grandes de la historia de la dramaturgia: el desdoblamiento de identidad a través de la palabra, su heroicidad (qué pena, no obstante, no haber apostado aquí por una recreación escénica y coral en el episodio de la lucha de Cyrano con los cien hombres), la tara física y bufonesca que remite a la tradición de los clowns, su socarronería, su ingenio, sus inclinaciones lunáticas, la carga emocional y sentimental del personaje, su destino trágico y, sobre todo, el rasgo más característico con el que Cyrano acaba por llevarse al público de calle: su generosidad.
Y un actor, José Luis Gil, que a base de trabajo, profesionalidad, entrega y buen hacer eleva la función “por narices”.
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Autor:Edmond Rostand
Versión: Carlota Pérez Reverte y Alberto Castrillo-Ferrer
Traducción y dirección: Alberto Castrillo-Ferrer
Intérpretes: José Luis Gil, Ana Ruiz, Álex Gadea —alternando con Héctor González—, Javier Ortiz, Nacho Rubio. Carlos Heredia, Rocío Calvo, Ricardo Joven
Escenografía: Alejandro Andújar y Enric Planas
Diseño de luces: Nicolás Fischtel
Diseño de vestuario: Marie-Laure Bénard
Música y espacio sonoro: David Angulo
Maestro de esgrima: Jesús Esperanza
Lucha escénica: Kike Inchausti
Dirección de producción: Sandra Avella Pereira
Asistente de dirección y producción: Javier Ortiz
Diseño gráfico, proyecciones y fondos: Manuel Vicente
Teatro Reina Victoria de Madrid, desde el 15 de marzo al 30 de junio.
Teatro Cofidis-Alcázar. Del 18 de julio al 19 de agosto de 2018
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