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Rascayú, novela negra o del color que sea

PEDRO PUJANTE.

Imaginemos por un momento que Tim Burton se propusiese escribir una novela policial con Berlanga como colaborador, usando textos de Álvaro Cunqueiro para tomarle el pulso a la escritura, y así construir un relato divertido, oscuro, barroco e instalado en una realidad fuera de la realidad. Pues en algo así, un poco loco, juguetón, a ratos tétrico, delirante y surrealista, pero no carente de pathos ni simpatía, consiste este divertimento ideado por Raúl Herrero, un escritor patafísico, poeta y adepto a algún rito secreto. Rascayú es una novela negra, más bien gris tirando a multicolor, en la que una galería de estrambóticos personajes desfilan ante los atónitos ojos del lector: hombres lobo, guardias civiles, enanos nazis, curas esperpénticos, miembros de una secta siniestra, gente de pueblo (sic)… Como toda novela negra que se precie incluye una sarta de crímenes (un serial killer de la España  Franquista) y un peculiar investigador, que se topará con un sinfín de dificultades y enredos. Pero la investigación no es lo más suculento de este relato, tan solo el hilo por el que la peripecia se enreda para llevarnos hasta la última página, proliferando como un rizoma que se propaga en otros relatos, siempre divertidos y desafiantes contra la lógica y la banalidad. Se disfruta a toneladas (diría que como una enana, pero no quiero revelar parte del argumento) con la prosa preciosista, sustentada con arcaísmos y lirismo, y sobre todo con el humor gamberro que se destila en cada frase. Humor gamberro pero sutil e inteligente, con el que el autor demuestra ser hábil en amalgamar lo clásico con lo campestre, lo culto con lo chabacano, lo lírico con lo mundano, lo real con lo fantástico, la claridad con la paradoja.

Como explicaba en algún lugar el escritor argentino César Aira, no es tan importante crear obras buenas (entendidas aquí como pretenciosas, abarcadoras, totalizadoras) sino nuevas. La originalidad, ese arte de regresar al origen sin que se perciba, es lo que hay detrás de Rascayú, delirio genial, aventura en una España de posguerra castiza pero mágica, en la que la realidad más cruda se alimenta de la imaginación más apabullante.

Lean Rascayú, es lo que quería decir.

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