"Vuela": paso fugaz de la Compañía Laviebel Teatro por Madrid con dos estupendas actrices
Por Horacio Otheguy Riveira
Sólo un fin de semana en la Cuarta Pared, la sala donde se presentó por primera vez en Madrid esta magnífica Compañía Laviebel Teatro que dirige Emilio Goyanes. Ahora, fugaz presentación de Vuela. La vida en diez pasos bailados, con brillante interpretación de dos actrices que mezclan recursos muy diversos, tales como lenguaje coreográfico, monólogos y diálogos con distintos acentos, realismo duro y poético, humor negro y blanco, y proyecciones que no están para distraer o apoyar, sino para desarrollar aún más un espectáculo singular en el que la dramaturgia y dirección de Goyanes juega con algunas historias reales de las intérpretes. Ficción y realidad se dan la mano para girar en torno al dolor, la esperanza y el placer de ser mujeres en un mundo de hombres con muchas madres que se les parecen demasiado.
Con el espíritu festivo por el que se desliza una visión social donde la crítica subyace o se expone con el ritmo de un cabaret, Laviebel nació en 1992, y en estos 26 años no ha hecho más que sorprendernos y dejarnos con ganas de volver a verles cuanto antes. No es esta Vuela su función más característica. De hecho todos los espectáculos que aplaudí tenían un elenco mayor e incluían músicos y canciones (La barraca del zurdo, Cabaret Popescu, El escenario ambulante…). Este que ahora nos ocupa tal vez tenga que ver con el Carpe Diem que interpreta en soledad el propio Emilio Goyanes: una función donde la reducción de elementos parece ser la clave en un cambio de concepción escénica o de adaptación a la crisis económica imperante.
Lo cierto es que estas dos actrices se las apañan de maravilla para ser ellas mismas y además asumir un notable desfile de muchas otras. Larisa Ramos e Isabel Veiga transitan con deleite transformando voces y cuerpos con versátil flexibilidad. Elaboran con esmero escenas breves, y entre todas ellas destacan unas más que otras, protagonistas siempre mujeres que van desflecando la memoria de las propias actrices para dar paso a otras muy divertidas o severamente dramáticas apoyadas en imágenes, como la de la niña indígena del norte de Argentina, que asegura ser ya una mujer a muy corta edad, empujada a responsabilidades y conflictos o los momentos en que imitan a la perfección los topicazos masculinos. Hay ancianos y jóvenes, adolescentes clasemedieras atontadas por el consumo, y mujeres bravas de aquí te espero para lo que yo guste mandar.
En la búsqueda de las alas que permitan volar, de pronto las actrices callan y reinterpretan gestualmente un tema clásico en la voz de Rosita Ferrer: la copla Tú eres mi marío, de un trío de ases en el cancionero popular español: Antonio Quintero, Rafael de León, Manuel López Quiroga, artistas de fuste que dijeron mucho de la situación de la mujer en los años franquistas, plenamente integrados en el sistema, haciendo las delicias de millones de españoles dentro y fuera del país con canciones de envolventes historias de amor y desamor. Entre tantos temas, el que aquí se ha elegido es de puro escalofrío; un poema recio que marca a fuego lento la dependencia de lo que entonces se llamó, con su pátina de fatal sarcasmo, “sexo débil” en una sociedad patriarcal de raigambre católica con el verbo aguantar por bandera.
TÚ ERES MI MARÍO
I
¿Por qué inclinas la cabesa?
¿Por qué llegas a la mesa
sin mirarme cara a cara?
¿Qué cavilas? ¿Dónde estás?
Como si un remordimiento
te amargara el pensamiento
y un delito me ocurtaras
que no puedes confesá.
¿Qué te pasa a ti, arma mía,
que despresias la comía,
que te está asomando er llanto
sin motivo ni rasón
y te pones amarillo
cuando miras er cuchillo
como si te diera espanto
de una mala tentasión?
ESTRIBILLO
Toma tu copita,
tu sigarro puro,
y anda y que te miren las niñas bonitas.
¡Te tengo seguro!
Que si ayer viniste casi amanesiendo
fue por los amigos… Que te entretuviste…
¡Yo to lo comprendo!
Yo soy mu dichosa,
yo no desconfío…
Por más que le gustes a las buenas mosas…
¡Tú eres mi marío!
II
¿Por qué duermes intranquilo?
¿Por qué vives siempre en vilo
si yo no te pido cuentas
de ande vienes y ande vas? (…)
Guión y Dirección – Emilio Goyanes
Colaboración puesta en escena – Piñaki Gómez
Elenco: Larisa Ramos, Isabel Veiga
Técnico luz y sonido – Miguel Miñambres
Diseño de Iluminación – Miguel Miñambres
Vestuario – Isabel Veiga y Asunción Berrio
Fotos – Juan José Palenzuela
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