Papeles de Pandora
Papeles de Pandora
Rosario Ferré
La Navaja Suiza
Washington Post Book World
Una mujer planea una venganza fabricando réplicas exactas de sus sobrinas, una sirvienta asiste al desmoronamiento de la familia a la que atiende, una bailarina se opone a los planes que tienen para ella su marido y su familia, una prostituta y una mujer de clase alta se enfrentan por la herencia de un hombre al que ambas amaron. Estos y algunos otros personajes subversivos transitan por Papeles de Pandora, la ópera prima de Rosario Ferré, que supuso un hito en la literatura puertorriqueña y dio lugar al nacimiento de la literatura feminista en su país.
En estos textos, Rosario Ferré no solo critica la situación social de la mujer, relegada a los roles tradicionales que se esperan de ella, sino el papel que desempeña en su perpetuación la clase burguesa. Ferré llama a la revolución desde la literatura, con una propuesta que aúna furia e ironía, y en la que pueden apreciarse ecos de las vanguardias clásicas, el pensamiento de autoras como Virginia Woolf o Simone de Beauvoir y la profunda influencia de Julio Cortázar.
Rosario Ferré (Ponce, 1938 – San Juan de Puerto Rico, 2016) inició su carrera literaria en 1971 como editora y articulista en la revista de vanguardia Zona Carga y Descarga. En 1976 publica la colección de relatos Papeles de Pandora. Después incursiona en diferentes géneros literarios, publicando ensayos como Sitio a Eros (1986) o El coloquio de las perras(1991), novelas como Maldito amor (1989) o The House On The Lagoon (1995), con la que fue finalista del National Book Award en 1995 y varios cuentos infantiles. Fue galardonada con el Liberaturpreis en Frankfurt en 1992 y la Universidad de Brown le concedió el título de doctor honoris causa en 1997.
La tía vieja había sacado desde muy temprano el sillón al
balcón que daba al cañaveral como hacía siempre que se
despertaba con ganas de hacer una muñeca. De joven se bañaba
a menudo en el río, pero un día en que la lluvia había
recrecido la corriente en cola de dragón había sentido en el
tuétano de los huesos una mullida sensación de nieve. La cabeza
metida en el reverbero negro de las rocas, había creído
escuchar, revolcados con el sonido del agua, los estallidos del
salitre sobre la playa y pensó que sus cabellos habían llegado
por fn a desembocar en el mar. En ese preciso momento
sintió una mordida terrible en la pantorrilla. La sacaron del
agua gritando y se la llevaron a la casa en parihuelas retorciéndose
de dolor