J.A. Bayona escribe su futuro en grande con "Jurassic World: El reino caído"
Por Pilar M. Manzanares.
J.A. Bayona se ha convertido en uno de los directores españoles de más éxito, sus números en taquilla, así como múltiples críticas lo avalan. Por eso no es casualidad que sea el primer español en ponerse al frente de una superproducción de Hollywood. El problema reside en que cuantas más expectativas generes, más alta puede ser la caída. No sabremos si ésta llegará algún día o no, lo que sí está confirmado es que con Jurassic World no va a ser el caso.
La nueva cinta protagonizada por dinosaurios se ha convertido en una de las mejores de la saga, y seamos sinceros, no tenía fácil llevarse de la mano semejante título. Pero cómo no hacerlo cuando ante nuestros ojos se abre un auténtico espectáculo cinematográfico, todo ello bajo el hálito de música soberbia que Bayona infunde en la película.
La trama nos enfrenta a un terrible suceso, una erupción volcánica amenaza a los dinosaurios restantes en la Isla Nublar, donde las criaturas han vagado libremente durante años tras la desaparición del parque temático Jurassic World. Claire Dearing, exgerente del parque, ahora directora del Grupo de Protección de Dinosaurios, está decidida a salvarles la vida. Para ayudar con su causa, Claire ha reclutado a Owen Grady, el exentrenador de dinosaurios que trabajó en el parque, pero las cosas no saldrán como ellos esperan.
Si bien algunas escenas pueden resultar algo forzadas, tras el visionado de semejante cóctel de tensión y adrenalina, pequeños fallos quedan en el olvido. Bayona lo vuelve a hacer, impregna su película de un trasfondo necesario, escena tras escena recopilamos multitud de mensajes que permiten al público replantearse toda la saga. La ecología, los experimentos y el maltrato animal forman parte más que nunca de una cinta donde ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. ¿Y si los verdaderos monstruos no fueran los dinosaurios? ¿Y si fueran los humanos, creyéndose los seres más poderosos del universo, los culpables de tanta catástrofe sin sentido?
El director nos presenta un filme mucho más gótico, más tenebroso y enfrenta al espectador a sus propios miedos. Los actores brillan, destacando los papeles de James Cromwell y Toby Jones, y quedando un poco flojo Chris Pratt, algo encasillado en el estereotipo de guaperas gracioso desde Guardianes de la galaxia.
No podemos dejar fuera la parte técnica, con unos planos que asombran desde el minuto uno, destacando cenitales y contrapicados que hacen las delicias de los amantes de la fotografía. La escenografía se sale de lo común en relación con las otras entregas, algo que se agradece. La elegancia de los decorados, con algunos toques barrocos, contrasta de manera maravillosa con las secuencias de acción y el diseño de los animales. Detalles que engrandecen una película fresca y original.
Jurassic World: El reino caído tiene la magia de Bayona y la grandiosidad de Steven Spielberg. Si las siguientes entregas se parecen un poco a esta, el éxito está asegurado.