Celestial Camel (2015), de Yuriy Feting – Crítica

 
Por Alberto Medina.
A pesar  de todas las culturas y lenguas que atesora Rusia, el cine ruso que llega a las distribuidoras españolas es escaso y peca de mediocridad. En un cine nacionalista que llora por la Gran Rusia, y en el que todos  sus protagonistas son caucásicos ¿por qué seguir ignorando a las numerosas etnias que pueblan ese país?
Celestial Camel, estrenada en el Festival de Cine de Berlín (sección Generación), narra cómo una pequeña familia nómada de la estepa rusa tiene que vender una cría de camello albino (Altynka) por culpa de la sequía. Pronto su madre, Mara, desaparece para encontrar a su cría, por lo que el hijo mayor de la familia (Bayir) corre en su búsqueda.
El único actor profesional es Viktor Sukhorukov, muy conocido en Rusia tanto por las películas que ha protagonizado como por la televisión. Aunque eso no es un defecto para la película, es un regalo para el espectador. Todos los personajes rezuman naturalidad (el pequeño ladrón, los monjes, los niños…) y no existen las medias tintas  (los malos son torpes; los buenos son casi santos). ¿A quién le interesa un perfil psicológico de cada protagonista si hay que rescatar a un camello?
Celestial Camel podría parecer una película sólo para niños, y es todo lo contrario. Una pequeña joya casi documental que narra la vida en la estepa, la necesidad del agua, y cómo las personas se divierten a pesar de ser víctimas de los cambios inesperados del tiempo. Esas mujeres que cantan y bailan a pesar de no tener agua en los pozos, viajar centenares de kilómetros en un coche que igual te deja tirado, ese tren que no sale porque se han llenado las vías de arena.
En conclusión, una película de aventuras que nos da la oportunidad de conocer el cine que se hace en estas latitudes, a medio camino entre películas como Samsara o Las tortugas también vuelan. Y aunque desde el primer fotograma sepamos cómo va a terminar, la película no dejará de sorprendernos.