Protagonismos de Primavera
Por Nil Rubió
Empieza el Primavera Sound 2018. Otro año más de caminata escenario tras escenario, peregrinación constante para vivir los directos de una de las mejores y más variadas selecciones de artistas que ofrece un evento de este calibre. Subidas y bajadas por los sinuosos caminos premarítimos del Parc del Fòrum de Barcelona, un collage arquitectónico entre el síndrome de diógenes y una jungla de la asfalto, en el que conviven quince escenarios desde gran a íntimo formato, compartiendo espacio con un mercado musical, numerosas paradas de avituallamiento del estilo más variado y posmoderno, estudios de radio y zonas de prensa, exclusivas áreas VIP, etc. Una estampida musical cerca del mar, convenientemente protegido de las toneladas de plástico que se utilizan y de los eventuales viajes astrales con imprevisibles ocurrencias de algún que otro asistente dopado para la ocasión. Un año de protagonismos distintos y, de nuevo, de crecimiento augurado para un festival que se mueve en cifras alrededor de las 200.000 personas.
Protagonismo femenino
Fuera de la condescendencia mediática y publicitaria que ha inundado muchos medios tras unos meses especialmente reivindicativos, en muchos frentes y países desde una óptica feminista, sí que es verdad que la presencia de mujeres comandando proyectos musicales va creciendo -todo es mejorable- en un festival que en muchas ediciones ha adolecido de ellas. Algunos ejemplos claros nos sitúan ni más ni menos que en una icona como Björk, torbellino creativo inclasificable de ya extensa carrera que siempre consigue revolver sus propios, e otros cimientos, estará presente en lo que promete, otra vez, ser una performance a la altura del genio. Una dama del pop actual más sofisticado que supera el peso de su apellido, Charlotte Gainsbourg, presentando disco que ha atraído aclamación generalizada. Su propia madre, la mítica Jane Birkin vendrá a repasar su carrera con evidentes dosis de nostalgia, mientras que la neozelandesa Lorde y la sueca Lykke Li, representan a la nueva generación, desde registros distintos pero cada vez más apreciadas en el arte de la música popular. Warpaint, por su lado, son un nombre ya consolidado en el indie rock, como HAIM en el pop sin complejo alguno. Núria Graham, Nat Simons, Christina Rosenvinge, Bad Gyal, son algunos exponentes, distintas todas en su expresión estilística, que representan la variedad de propuestas surgidas del ámbito más cercano. En lo más alternativo, el power pop dulce de Waxahatchee y ya en el terreno mítico, The Breeders, con las hermanas Kim y Kelley Deal a la cabeza, que se han reencontrado con Josephine Wiggs y Jim McPherson, la formación del Last Splash, presentando su primer disco en diez años, All Nerve.
El frontman por delante
Es un año de proyectos muy personales, o de grupos con una marcada personalidad enfrente. Arctic Monkeys, pese a ser un cuarteto, que cuenta cada vez con más ayuda en el escenario, tiene en Alex Turner una figura entre el carisma y el desconcierto, que en su último álbum, el controvertido Tranquility Base Hotel & Casino, lo encabeza más que nunca, en una versión de crooner destartaladamente sofisticado. Uno de los conciertos que se prevén más multitudinarios. La reverencia de éste, plasmada incluso en alguna versión, hacia Nick Cave es de sobras conocida, y el australiano vuelve con sus Bad Seeds. Leyenda de pasado y presente, su magnetismo y capacidad de hacer sucumbir a un auditorio a base de aullidos, serpenteos y una sensibilidad feral a prueba del paso del tiempo. Father John Misty, o Josh Tillman, ha crecido desde la batería de Fleet Foxes a convertirse en un auténtico performer, un domador de escenarios y públicos con su contorneo y composiciones de folk desde la base a la orquestra y su pop barroco. También Matt Berninger dota de un sello inconfundible a The National, Thundercat (Stephen Bruner), prodigio del bajo y versatilidad que en solitario le da al pop extravagante. La emotividad, temperamento y talento desatado de Ezra Furman. Ty Segall, clásico del festival, ahora con la Freedom Band, un destilador de influencias garage, una mente hiperactiva, cada vez más desatado como personalidad y guitarrista arrollador. O Adam Granduciel, la discreción y sensibilidad tranquila, enfrente los oníricos The War On Drugs.
Música por descubrir
Si algo caracteriza el Primavera Sound, más allá de los grandes escenarios, es la zona integrada por los más modestos, auspiciados bajo una grotesca plataforma solar. Un lugar manejable, un rincón para quien aborrezca la humanidad más torrencial. Allí se encuentran conciertos de formato más pequeño, sin la espectacularidad técnica que adorna las y los cabezas de cartel, donde se enchufan los amplificadores a pelo. Allí se citan perlas lisérgicas como The Zephyr Bones y Oso Leone, los sintetizadores oscuros de John Maus, la voracidad punk de IDLES, el ritmo de electricidad espasmódica de Omni, la precocidad y amalgama de soul, jazz y hip-hop blanco de Yellow Days. O el pop cristalino de Rolling Blackouts Coastal Fever, de Jay Som. El post-punk de Vulk, el garage incendiario de Oblivians, el metal profundo de SUMAC…
Ya está en marcha a vorágine, momento de dejarse caer e ir degustando lo que el sortilegio musical dictamine.