"Donde el bosque se espesa": un lugar mágico donde abrir y cicatrizar heridas
Por Horacio Otheguy Riveira
Las protagonistas de esta obra, conductoras de una búsqueda tan dolorosa como liberadora son mujeres con las manos limpias, ilusionadas con descubrir orígenes, dispuestas a enfrentarse a verdades amargas con las más nobles intenciones. Sin dobleces, a cara descubierta. Un decidido homenaje a la hoy llamada memoria histórica, pero que siglo tras siglo ha sido el pozo de donde han brotado las más valientes aventuras de seres humanos en busca de justicia.
Donde el bosque se espesa conforma un espectáculo de rara intensidad donde confluyen el cabaret de humor negro, desenfadado y libidinoso con el realismo atemporal. La guerra civil española y la barbarie de los golpistas asesinos se une a la guerra de los balcanes, también monstruoso enfrentamiento, más cercano en el tiempo. En medio, los muertos de ambos grupos étnicos dicen su palabra, la criminalidad embozada en personalidades de aparente bonhomía termina por salir a la luz. No importa el tiempo que se necesite, la historia tiene paciencia, los muertos nunca se dan por satisfechos, crean un diálogo de ferviente entusiasmo donde la verdad se establece para que el bosque se ilumine.
En un marco escénico de palpitante unión del teatro con el cine, se desarrolla una función que ya tuvo un alma mater de gran valor en el año 2014, con El triángulo azul, cuando los mismos autores, Laila Ripoll y Mariano LLorente, lograron exhibir la experiencia de republicanos en campos de concentración nazis en un juego teatral de potente creatividad. Aquí y ahora se fusionan tiempos y episodios históricos para hablar de la esperanza atravesando las oscuras zonas de pacífica cotidianidad con demasiados muertos en el armario. Para ello se ha creado una atmósfera con elementos de diversos géneros teatrales, una técnica muy útil en la puesta en escena de Laila Ripoll, ya que le permite navegar con espíritu libre apoyado férreamente en una estructura de película de carretera perfectamente sincronizada con las posibilidades escénicas. Los intérpretes se perciben muy cómodos en un trabajo colectivo al servicio de una causa ideológica muy precisa, algo que está muy presente en toda la trayectoria de Ripoll, donde destacan Los niños perdidos, La ciudad sitiada, y la pieza ya mencionada El triángulo azul, entre otras. Y el 20 de mayo preestrena como dramaturga, Descarriadas, un texto dirigido por Paloma Rodera y protagonizado por Luna Paredes: “una obra que nace de la necesidad de hablar de una parte silenciada de nuestra historia: los abusos realizados por parte del Patronato de Protección a la Mujer en nombre del Ministerio de Justicia durante los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición”. (Sala Margarita Xirgú (Vía Complutense, 19) de Alcalá de Henares).
Antonia e Isabel reciben el día de la muerte de sus madre una caja cerrada que la difunta había guardado durante años y cuya existencia desconocían. Esa caja contiene alguna carta, fotografías, postales, medallas, mapas, objetos, en fin, que vienen a cuestionar todo lo que Antonia creía acerca de su familia.
Isabel se niega a mirar y no se hace preguntas. Antonia y su hija Ana, sin embargo, miran, preguntan, inquieren, reflexionan, dudan, se atormentan y persiguen al fantasma de un abuelo y un bisabuelo que no parece ser el que ellas creían. Todo ello para desazón de Zoran, el paciente y atento marido y padre yugoslavo de nuestras protagonistas.
La búsqueda del abuelo las llevará a emprender un viaje real y físico que se iniciará en Santander y acabará en Banja Luka, allá en la lejana Bosnia. Pero el itinerario de los personajes que van apareciendo en la trama y en la historia nos llevará a Barcarés, Lourdes, París, Toulouse, Mauthausen, Roma, Sarajevo, Kravica, Jasenovac…
Cada objeto abre una ventana, y cada ventana abre un ramillete de interrogaciones, y cada respuesta a esas preguntas abre una herida y cada herida un desgarro y un asombro y un desasosiego y alguna casualidad y muchas causalidades.
(Laila Ripoll, Mariano Llorente)
Lectura recomendada:
El teatro grotesco de Laila Ripoll por Isabelle RECK, Universidad de Strasbourg (Francia)
Autores: Laila Ripoll y Mariano Llorente
Dirección: Laila Ripoll
Ayudante de dirección: Héctor del Saz
Intérpretes: Mélida Molina, Arantxa Aranguren, Juanjo Cucalón, Aurora Herrero, Puchi Lagarde, Carolina Herrera, Antonio Sarrió, Carlos Jiménez-Alfaro.
Acordeonista: Néstor Ballesteros
Iluminación: Luis Perdiguero
Escenografía: Arturo Martín Burgos
Vestuario: Almudena Rodríguez Huertas
Videoescena: Álvaro Luna
Locución videoescena: Pablo Béjar y Carolina Herrera
Fotografías: Javier Naval
Una producción de Micomicón Teatro, Horizon 2020, Proyecto Unrest
Teatro Español. Sala Principal. Del 3 al 13 de mayo 2018.